La alcazaba árabe ha recuperado para las visitas al público uno de los elementos más emblemáticos del recinto, el aljibe, que ha permanecido cerrado durante cuatro años por seguridad.

Ante esta situación, se puso en marcha un proyecto promovido por la Fundación de Estudios Romanos, pagado por Repsol YPF con 60.000 euros y redactado y ejecutado por el Consorcio de la Ciudad Monumental.

En el acto de inauguración de ayer, el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, recordó que fue una decisión dolorosa cerrar el aljibe, "pero a veces ocurre lo inesperado, cerramos un monumento y ahora tenemos tres: el aljibe, una mezquita y una literna de señalizaciones".

El proyecto tenía como objetivo restaurar el aljibe, pero las excavaciones dirigidas por los arqueólogos del Consorcio, Miguel Alba y Santiago Feijoo, sacaron a la luz una serie de evidencias que convierten la alcazaba en el mejor recinto militar conservado del siglo IX y la cisterna, un ejemplar único en España, ya que del mismo tipo sólo se pueden ver en el norte de Africa.

Así, los cimientos del vestíbulo del aljibe, de más de cuatro metros de profundidad, han permitido averiguar que se trataba de un edificio de tres plantas construido en el siglo IX, en época islámica. La planta superior funcionaba como un cuerpo de guardia con una torre de comunicaciones con Alange. La planta intermedia se usó como una mezquita. Fue construida en el año 835, 30 años antes que la de Badajoz, según el arqueólogo Miguel Alba. Y la planta baja era el aljibe para abastecer al recinto.

Posteriormente, la mezquita se convirtió en una iglesia, la de Santa María la Blanca, la primera de la Reconquista.