--¿Cómo fueron sus inicios?

--Con dificultades. Nací ciego un día de Santa Lucía, que ya tiene su gracia, y los ocho primeros años los pasé prácticamente en el hospital. Mi familia no tenía recursos y vivíamos en Solana de los Barros, mi pueblo. Recuerdo que cuando salí del hospital un médico me dijo que veía mucho como para entrar en un colegio de ciegos y poco para uno de videntes, así que no pude estudiar hasta que ingresé en un colegio de la ONCE en Madrid donde estudié dos años. En ese tiempo aprendí a leer y a escribir y me tenían como el mejor alumno del colegio. Cuando salí con 18 años quise seguir estudiando, pero como el ciego no estaba tan integrado ningún profesor me quería enseñar, así que empecé de forma oficial a vender cupones hasta que me jubilé el año pasado. A los 26 años me saqué el graduado escolar en unas clases para adultos.

--¿Qué papel jugó la música?

--Siempre tuve claro que me gustaba la música. Veía a la gente en televisión y me decía que yo tenía que llegar ahí como fuese. Soy totalmente autodidacta y toco la guitarra desde los ocho años, los teclados y compongo mis propias canciones. He grabado tres discos gracias a iniciativas culturales de la ONCE y en mayo espero presentar otro trabajo en el centro cultural Alcazaba. Mis canciones se mueven en un abanico muy amplio de estilos y llevan mensajes sobre temas sociales, como los malos tratos a las mujeres, la igualdad en el mundo o las barreras arquitectónicas.

--¿Cómo superar esas barreras?

--Como he estado toda la vida en la calle vendiendo cupones he sabido diferenciar lo bueno de lo malo tratando de llevar un camino recto y ayudar a la gente. Se me han cerrado muchas puertas porque iba con el cupón por delante y eso no vendía para mi vida profesional. He hecho mil cosas que igual ni un vidente se atrevería porque no veo el peligro ni tengo barreras. Hay barreras que se ponen y otras que se saltan, y yo soy de los que saltan barreras. No hay ningún obstáculo que no pueda saltar, porque cuando sea más viejecito no quiero arrepentirme de no haber intentado las cosas al menos. Hasta ahora no me han dado oportunidades, pero parece que ha llegado mi momento gracias al programa Got talent .

--Y gracias también a su historia de amor, ¿no es así?

--Sí, porque en la actuación que me valió los votos positivos del jurado canté una canción que había escrito sobre mi historia con María. A María la conocí en un mes de julio de hace 33 años cuando yo tocaba en un pub en Villanueva de la Serena. Cuando la vi me quedé prendado de ella hasta que un día le robé un beso del que nunca me olvidé. María estaba casada con hijos y eran otros tiempos. Fui yo quien le robo el beso y ella no hizo nada que pudiera ofender a su familia. Toda mi vida había sentido la necesidad vital de verla hasta que hace dos años por fin contactamos por las redes sociales. Tras divorciarse estamos viviendo juntos y estoy muy bien con su familia.

--¿Vamos a escucharle cantar otra vez en el programa?

--Hay que esperar a ver qué pasa, pero de 19.000 personas que se presentaron al casting estoy entre las 42 mejores y ya es un logro.