"Santa Eulalia vivió circunstancias mucho más adversas que las nuestras, la santita estaba en una edad, 12 años, en que la debilidad hubiera sido mejor que la fortaleza, pero se mantuvo fiel al señor". Con esas palabras el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, puso a la mártir como ejemplo de superación ante la adversidad basada en la fe. "Buena maestrita tenemos para nuestro tiempo en esta jovencita del siglo tercero", comentó durante la homilía en la basílica de Santa Eulalia repleta de fieles y tras un recorrido procesional seguido por miles de ciudadanos.

El arzobispo basó su discurso en tener esperanza ante las numerosas noticias adversas sobre la situación mundial. A su juicio, "ahora es más necesario que nunca abrir el alma a la fuerza de la alianza divina, a la fe, dejemos que Dios ocupe su lugar en nuestra vida". Además, insistió en que, en contra de opiniones que se están vertiendo, "el Cristianismo es siempre actual, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre".

La misa ponía ayer el punto y final a los actos religiosos con motivo de la festividad de la patrona emeritense. Pese al frío, miles de ciudadanos se agolpaban en las aceras siguiendo el recorrido de la mártir desde la concatedral hasta su basílica. La santa estuvo flanqueada por dos piquetes militares con 16 escuadras. Entre esas personas, además del alcalde de Mérida, varios concejales y más autoridades civiles y militares, se encontraba el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, que vio la entrada de la mártir en la basílica como un ciudadano más y que abandonó el lugar nada más comenzar la misa.

Además, la patrona fue agasajada con un millar de ramos de flores, sobre todo rojas y blancas, estuvo acompañada por tres bandas de música y casi un centenar de personas la siguieron ataviadas con el traje típico regional. Durante el recorrido fueron varias las veces que se oyeron voces de "guapa, guapa y guapa" a su paso. Por lo visto ayer, no hay crisis... de fe.