Los representantes de Arcobel han justificado la intención de cerrar la empresa por los malos resultados económicos de los tres últimos años y aseguraron que no van a dar marcha atrás en el expediente de regulación de empleo con el que despedirán a los 100 trabajadores de la plantilla.

Sin embargo los sindicatos, en la segunda reunión dentro del proceso legal abierto para tramitar este expediente, rechazaron este argumento, y consideran que esta decisión no está basada en criterios económicos, sino de política empresarial, ya que quieren centrar la actividad en otros productos.

Así, el responsable de CCOO, Mateo Guerra, explicó que en el 2000, año que se compró la empresa, no hay contabilidad; en el 2001 las pérdidas fueron 290.000 euros, "que no es nada teniendo en cuenta las inversiones que se realizaron" y en el 2003, aún no tienen datos, pero Arcobel señala que el incendio que se produjo en las instalaciones ese verano causaron cuantiosas pérdidas.

Mateo Guerra indicó que por este incendio Arcobel cobró 2,7 millones de euros de la aseguradora, y no se repararon las naves afectadas. Además se levantó la suspensión de contratos debido a la gran cantidad de trabajo que había en la empresa.

En cuanto a la deuda interna del Grupo Sabaté-Diosos, de 12 millones de euros, Mateo Guerra, dijo que se puede resolver con una ampliación de capital y matizó que "ese dinero está flotando en todo el conjunto del grupo y va a una u otra empresa en función de los intereses que se tengan en ese momento".

Por otra parte, sindicatos y comité de empresa se reunieron el jueves con el consejero de Economía, Manuel Amigo, quien les informó que está buscando empresarios o inversores en Portugal e Italia, para que se hagan cargo de Arcobel o inviertan en ella.