--¿Cómo surge la actividad Es nuestro río, que se ha celebrado este fin de semana en Mérida?

--Esta iniciativa empezó hace cinco años, aunque el movimiento Térmicas No tiene ya ocho. Esta actividad busca implicar a Mérida en esta cuestión, que afecta sobre todo a pueblos de su comarca, y hacer hincapié en que la ciudad surge en torno al río y este va a ser uno de los principales sufridores de las térmicas, porque es su cloaca.

--¿Cómo se crea el movimiento?

--Cuando en torno a 2005 y 2006 surgen como setas, en todo el territorio español pero también aquí, proyectos de térmicas, aparece un movimiento en contra de estos proyectos muy contaminantes. Pese a ello, en España se han puesto en marcha muchísimas, que ahora, tras ese boom, están sufriendo el problema de que no hay demanda energética y están funcionando al 30%, al 20%, incluso al 10 y al 5%. Sin embargo, los proyectos de térmicas que están en curso continúan.

En concreto, la que tiene más peligro para nosotros ahora mismo es la de Iberdrola en Alange. Tiene los permisos concedidos, pese a que está impugnada a todos los niveles, porque hay una connivencia entre las distintas administraciones de distinto signo con estas grandes empresas y se van saltando la norma, se la hacen a su propia medida. Podría empezar a construirse, pero Iberdrola ve que ahora no es rentable y simplemente vamos a decir que está en stand-by .

--Hay además otros proyectos.

--Sí, tenemos un problema muy serio con la de Valverde de Mérida. Es una megaestructura por encima de las otras térmicas, con 1.100 megavatios, o sea, media central nuclear de Almaraz, el equivalente a un reactor. La empresa promotora es Siemens, que quiere entrar en el mercado ibérico, tiene mucho interés en sus prototipos industriales, diferenciados a los que usan el resto de las empresas, y quiere poner esta térmica en medio de Extremadura.

Lo que ocurre es que en Mérida había varios proyectos de térmicas, pero a una ciudad tan grande, el daño que le puede hacer de imagen, frente a lo que puede tener de ingresos por impuestos --su principal ventaja, porque los puestos de trabajo son mínimos, destruye más empleo del que crea--, no supone un gran beneficio. En cambio, en pueblos pequeños como Valverde de Mérida, Alange, La Zarza... es un gran pelotazo. Tienen a los ayuntamientos en un puño, pese a que la población, en un 80%, firma y está en contra de los proyectos, pero las administraciones van dando pasos para que consigan permisos, en vez de defender a los ciudadanos.

--O sea, de los cinco proyectos que surgieron en torno a Mérida en 2005, solo dos seguirían adelante.

--Efectivamente, había dos en el término municipal de Mérida que se cancelaron pronto. Luego también se desechó el de La Zarza, que era el más pequeño (400 megavatios), una empresa EGL que simplemente venía al rebufo de las que se estaban poniendo y que lo descartó al caer la demanda, aparte de que nosotros también la habíamos impugnado. Después está el de Iberdrola en Alange, que tiene los permisos, aunque nosotros mantenemos el contencioso con la administración por dar esas autorizaciones, y que por ahora no ha empezado a construir. El de Valverde, que es el que más tememos, ha conseguido todos sus permisos a nivel autonómico y ahora está esperando la licencia en el Ministerio de Industria.

--¿Cómo cree que terminará su lucha?

--Con un éxito rotundo, como no puede ser de otra manera. No es por hacer triunfalismo, es cierto que es un camino muy largo y que todos nos cansamos. Pero quienes estamos en esto tenemos una responsabilidad y hay que seguir. Vamos a tener éxito porque tenemos razón, porque ahora, con la crisis, la gente se está dando cuenta de hasta qué punto ni empresas ni administración están por defender al ciudadano. Ni a nivel de salud, que es nuestro principal argumento, ni medioambiental, ni por el trabajo, ni por nada. Están por otra cosa que no sabemos si es el pelotazo, el beneficio inmediato y el que venga detrás que arree.

--¿Piensa que lograrán que no se instalen térmicas en la comarca?

--Creo que sí, tampoco por triunfalismo, sino por lo que estamos viendo en los recursos, por las leyes que están violentando. Pensamos que sí, porque estamos confiando en la justicia.

--¿Cuál es el principal riesgo que para ustedes suponen estos proyectos?

--Queman miles de toneladas de gas continuamente. Las emisiones de CO2 son brutales --una sola central térmica, como la de Valverde, generaría el mismo volumen que toda la industria extremeña--, también las de gases de efecto invernadero y, para la zona, lo más peligroso es el ozono troposférico, muy perjudicial para la salud, especialmente para niños, personas con problemas respiratorios, alérgicos...

También afecta a los cultivos, a los que hace más sensibles a todo tipo de enfermedades y que, por tanto, necesitan más productos, tanto por el ozono troposférico como por la lluvia ácida. Igualmente perjudica al río porque capta mucho agua que utiliza para limpiar su sistema, con residuos que van al caudal en alta concentración y temperaturas medias.

--Además, alegan que no supone un gran incremento del empleo, que puede ser uno de sus principales beneficios.

--Efectivamente, después de la fase de la construcción se crean pocos puestos de trabajo y destruye más del que crea, por ejemplo, en zonas turísticas como Alange o por la afección que supone sobre los cultivos.

--¿Qué tipo de actividades desarrollan, aparte de Es nuestro río?

--Hemos emitido bonos, hemos sacado lotería, participamos en fiestas municipales. Pero Es nuestro río es, además, un punto de encuentro con otros colectivos de Mérida, como Adenex, Ecologistas en Acción, Ecologistas Extremadura, artesanos, Banco del Tiempo... Son gente que, aparte de mostrar su solidaridad, es un poco su fiesta, ya no se la podemos quitar, aunque las térmicas pasen, ya es una fiesta de colectivos ciudadanos que quieren hacer notar su presencia frente a lo que está pasando: multinacionales, una administración caótica...

--¿Cómo ha evolucionado este evento?

--Hemos tenido sus más y sus menos. El año pasado coincidió con el Mundial de Fútbol, entonces la presencia fue simbólica, aunque estuvimos aquí estupendamente. Otros años, la presencia ha sido multitudinaria, con grupos como Los Niños de los Ojos Rojos o Los Bufones, artesanos, rutas arqueológicas... Creo que este año ha sido bueno, con gran afluencia infantil por ejemplo, y la gente ya se va acostumbrando a venir.

--¿Qué tal la colaboración con el ayuntamiento?

--Bueno, tenemos colaboración. Podemos reseñar la anécdota de este año, en el que nos hemos encontrado que a primera hora habían sustraído el cuadro eléctrico, y resulta que en el ayuntamiento no hay nadie, nadie se pone al teléfono, hay un policía local que dice que no es su problema, no responde ningún concejal... Al final, a la una de la tarde, cuando ya no hay solución, nos comunican que ya nos han puesto un cuadro y que a partir de ahí es nuestro problema.

Me parece que para una fiesta con esta repercusión social, por la que pueden pasar entre 500 y 1.000 personas a lo largo del día y que respaldan diversos colectivos, no aparece ni el concejal, ni el alcalde, ni el electricista de guardia. Sí que nos han puesto el escenario, hay gente dentro del ayuntamiento en Parques y Jardines y Limpieza que han ayudado mucho, pero el consistorio, como institución, merece un 0 esta vez.