Cuando hablamos de corredores ferroviarios, no sabemos si nos estamos refiriendo a la línea de alta velocidad, ya proyectada por el anterior gobierno, o al tren de altas prestaciones para 2015, que ahora nos quieren vender como algo especial. Lo que sí recuerdo perfectamente es que cuando Pedro Acedo ganó las últimas elecciones dijo que no iba a tocar "la estación prevista para el AVE", porque estaba "completamente a favor de la intermodalidad que se pretendía". ¿Ahora qué ocurre?

Como sabemos, la estación de Mérida queda en fondo de saco en la línea Madrid-Cáceres-Badajoz, porque el tren entra por Aljucén y luego vuelve a salir al ramal principal, camino de la estación término. Y es que, si medimos desde la calle Cardero (actual estación) hasta más allá del río Aljucén, hay nueve kilómetros por el camino más corto , y nuestro señor alcalde nos sale ahora diciendo que la futura terminal la desea poner en Esparragalejo, porque no le gusta en fondo de saco. ¿Lo que le gusta es obedecer y complacer-?

La mayoría de los ciudadanos estábamos ilusionados con tener todas las paradas unidas (tren convencional, AVE, autobuses y taxis) junto al casco urbano, por lo que eso supone para los viajeros, turistas incluidos. Ahora tenemos la estación a nueve kilómetros de la actual y a seis kilómetros del casco urbano, separados por el río Aljucén. Nos parece una locura haber renunciado a una estación intermodal que lo aglutinara todo en el recinto ferial.

Es decir, que hemos cambiado una inversión aproximada de 100 millones de euros por los ramales de acceso a la ciudad (habiendo anulado esos proyectos), por una avenida interminable, desierta, inhóspita y solitaria hasta la futura estación. ¿Qué vamos a cambiar, merinas por churras?

La gestión es deplorable, irritante y calamitosa. Mérida no puede tener la segunda estación más alejada del casco urbano de España. Así pues, sería bueno que rectificasen ahora que están a tiempo, o les puede doler la cabeza; porque quien no sabe defender 2.000 años de cruce de caminos, no puede ni debe gobernar esta ciudad, y es triste tener que decirlo.