La demolición de la sala Disco Teatro comenzó ayer con incidencias. La grúa del tipo cizalla que está derribando el edificio reventó, debido a su peso, una tubería de agua. Cuando se abrió el agujero por donde salía el agua para cambiar la tubería, el trabajador que hacía la operación con una pequeña excavadora rompió un cable de alta tensión y provocó un cortocircuito seguido de una gran explosión.

Por este motivo se fue la luz en la calle John Lennon, Graciano, Oviedo, Atarazanas, Constantino, Mateos Guillén, Brudo, Viñeros, Suárez Somonte, Los Maestros, Romero Leal y José Ramón Mélida, por citar algunas de las afectadas. Así, se quedaron sin suministro eléctrico bancos, comercios, gestorías, restaurantes, bares, cafeterías, lavanderías, panaderías ... todo tipo de negocio en un radio de varias manzanas a la redonda de donde se produjo la avería, en el triángulo comprendido entre la plaza de España, la plaza de toros y el museo romano. También hubo quejas de numerosos particulares que a esa hora se disponían a preparar la comida. Además.en el el centro cultural Alcazaba una persona quedó atrapada en el ascensor y la liberaron los bomberos.

Los operarios de Sevillana Endesa, que recalcaron que la avería había sido ajena a la compañía, aislaron la línea y dieron luz a través de otras estaciones, ya que la malla que rodea la ciudad es circular.

El suministro eléctrico estuvo cortado una hora, entre las 12.30 y las 13.30 horas. En cambio, el corte de agua se prolongó hasta las cinco de la tarde en la calle Mateo Guillén.

Por culpa de esta avería, los trabajos de demolición de la sala Disco Teatro se paralizaron.

En cuanto a la explosión, se produjo cuando operarios y trabajadores de la obra observaban el agujero abierto para arreglar la avería de agua. Se vivieron escenas de pánico, ya que alguien gritó que había un escape de gas.

REACCION VECINAL Por otra parte, las comunidades de vecinos de la zona han mostrado su malestar por la forma en que se está demoliendo un edificio de paredes muy altas en calles estrechas. Temen que algunos cascotes salten a la calle o a sus viviendas, o que las paredes, en su caída, arrastren las suyas.

En este sentido se preguntan si el ayuntamiento ha exigido a la empresa encargada del derribo un seguro que cubra, no solo los daños materiales, sino también posibles accidentes en que se vean involucrados personas.

Además, solicitan al consistorio que un técnico municipal vigile la demolición y que facilite la entrada de los vecinos a las cocheras, ya que la calle la ocupan los vehículos de la obra.