El alcalde de Mérida, Ángel Calle, ofrece otra oportunidad a la empresa Extremeña de Grasas, ya cumple cuatro de las cinco medidas correctoras impuestas por los técnicos municipales tras el cierre cautelar desde agosto.

Según informa la agencia Europa Press, Calle recalca que la reapertura de la fábrica está sujeta "no" solo a la condición de que los "nauseabundos" olores "disminuyan radicalmente", sino, además, al compromiso "fehaciente y por escrito" de sus propietarios, aceptando abandonar "cuanto antes" el actual emplazamiento de la factoría. Lo que exige el ayuntamiento, subraya, es "una fecha concreta" para la salida de esta fábrica --cuya ubicación "ya no es adecuada"-- y su traslado hacia las nuevas instalaciones que la empresa construirá en un terreno que ha adquirido en el término municipal de Mérida, pero a unos 10 kilómetros de su situación actual.

Calle explica que los técnicos municipales que realizan visitas periódicas a las instalaciones de Extremeña de Grasas han constatado que cuatro de las medidas correctoras ya se han adoptado. De hecho, añade que durante la última inspección que efectuaron, los trabajadores de la fábrica "quemaron despojos en su presencia, sin que ellos pudiesen apreciar olores pestilentes".

El punto que aún queda por subsanar se refiere a los vertidos que la empresa evacua hacia la red general de alcantarillado y que están "por encima" de lo que marca la ordenanza municipal. No obstante, la empresa remitió al consistorio un escrito con el que se "compromete a no tirar estas aguas residuales al alcantarillado público, mientras no se corrija" y adecue el nivel de estos vertidos a los parámetros establecidos por la ley.

Ángel Calle subraya que su decisión responde a la "necesidad" de "defender el empleo", especialmente en las "difíciles" circunstancias económicas actuales y, en esta línea, recalca que "el valor del trabajo está por encima de cualquier otra consideración".