Al igual que hiciera el año pasado, el alcalde, Angel Calle, no renovó ayer el voto de la Inmaculada Concepción de la Virgen María (lo que llevó al PP a acusarle de romper una tradición de cuatro siglos) y lo sustituyó por el recuerdo de una conmemoración histórica que se inició en el año 1620.

Pero esta vez lo hizo con el beneplácito del vicario Antonio Becerra, quien explicó que la renovación del voto se instituyó en las ciudades hasta que la Iglesia no resolviera el dogma de la Inmaculada Concepción, lo que se logró en 1854 con el Papa Pío IX. "Por eso no se actualiza el voto, porque ya no es necesario, sino que se recuerda como una celebración", aseguró.

Por este motivo, el alcalde, en su intervención, recordó este voto del cabildo en 1620 y manifestó su deseo "de que esta seña de identidad sea motivo de concordia entre los emeritenses, enlazando nuestro denso pasado con el prometedor futuro que a la ciudad aguarda".

Esta singular tradición se inició poco antes del mediodía con una procesión en la que el alcalde, concejales y autoridades civiles y militares acudieron en procesión, acompañados de la banda municipal de música, hasta la iglesia de las Madres Concepcionistas, que estaba abarrotada de feligreses. Allí fueron recibidos por el vicario.

RECUERDO Durante la misa hubo palabras de recuerdo al organista de la basílica de Santa Eulalia, Manuel Domínguez Merino, recientemente fallecido, y de ánimo para el arzobispo emérito Antonio Montero y para el sacerdote Juan Fernández.

En su discurso, además de recordar el voto, el alcalde hizo alusiones a ETA y pidió unidad en la lucha contra el terrorismo, "para que mostremos nuestra repulsa a los autores de los crímenes y a quienes les dan cobertura, que ha golpeado a todos los españoles de una forma cobarde y vil una vez más".

Igualmente, recordó que Mérida ha sido durante tres días "la capital de la solidaridad, como sede del Congreso Nacional de Voluntarios" y agradeció la labor de las Madres Concepcionistas "por compartir con los más débiles su intereses y necesidades".

Antonio Becerra también condenó el último asesinato de ETA y dijo que el terrorismo lo único que persigue es extender el miedo para producir una sensación de debilidad política que les permita a ellos entrar por la fuerza para imponer sus tesis.

Una vez celebrada la misa, la banda de música dio un concierto en el Rincón de los Poetas que fue seguido por numeroso público. Además, se abrió una estancia del convento donde los emeritenses pudieron charlar con las monjas, a las que el alcalde entregó la vara de mando de la ciudad durante unos momentos.

En el convento viven 11 monjas, las mismas que el año pasado, aunque dos son muy mayores y dos están enfermas, entre ellas la madre superiora.