El evangelio de la Misa de Santa Teresa de Lisieux, es ese en el que Jesús manda a sus discípulos de dos en dos y antes les da unas breves instrucciones para el camino: «mirad que os envío como corderos en medio de lobos» y la imaginación se me fue a la película Bailando con lobos de cuyo estreno ahora se cumplen treinta años y siete estatuillas. La dirigía Kevin Costner y contaba una historia sencilla bien filmada: la amistad del hombre blanco con el indio (que en realidad no se produjo) y como desde el respeto y la comprensión se acortan las distancias con los lobos de la vida.

Los siux o sioux se esfuerzan por acercarse desde la curiosidad al hombre blanco (oficial del ejército) al que llaman ‘Bailando con lobos’ porque congenió con un lobo que se acercaba por las noches a su campamento. Para que se hagan una idea: Kevin se enamora de una mujer blanca criada por los siux que se llama ‘Erguida con el puño en alto’ (ni que fuera de Don Benito); el jefe de la tribu es ‘El ave que patea’ y entre los indios hay uno que empieza de enemigo acérrimo (lo considera una amenaza) y termina siendo gran amigo, este tiene un nombre muy envidiado por mí, se llama ‘Cabello al viento’.

Además de la amistad y el romance en la película hay sorpresa, emoción y épica (memorable la cacería de búfalos) pero me quedo con la amistad porque en la trama se va viendo, por lo menos yo lo veo así, como de enemigos enfrentados se pasa a amigos gracias a valores y virtudes, a pequeños detalles, abriendo el corazón. No hay más armas, tampoco Jesús les dio a sus discípulos otras: cariño, amor, amistad («mirad como se aman», les decían). Puede que en la sociedad en la que estamos si vamos de lo que somos, cristianos corrientes, uno se encuentre con lobos y su fiereza acompleja, asusta, encoge pero, con calor, amistad y cercanía con algunos acabaremos bailando. Al final de la película en dakota (en el lenguaje indio) cuando se van tristemente a la reserva, «Cabello al viento» con una fuerza enorme, grita: «¡Tú eres mi amigo, es que no entiendes que tú eres mi amigo, que siempre serás mi amigo!»