Mérida estaba seca. Sus pantanos, tanto el de Cornalvo como el de Proserpina se encontraban bajos. Cornalvo es otra cosa, parque natural, y sus actuaciones en la presa o su entorno tienen que estar sujetas a lo que demande la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.

El pantano de Proserpina, la Charca, como se la conoce más en Mérida, se va recuperando.

Proserpina recibe el agua de dos arroyos: las Adelfas y el de las Pardillas, más el primero con conducciones romanas que llegan de varias fincas, una de ellas municipal, Royanejos. Y de escorrentía, que son aguas que pueden venir de forma subterránea, que es cuando la tierra ha empapado bien, pero que en la lago de Proserpina no entra el agua de forma subterránea, el suelo es granítico y de escorrentía: arroyos, barrancos, y vierten en él toda la cuenca de su entorno.

Hace poco estaba al 50% y en la actualidad llega al 70%, y sigue entrando agua. Si llueve, un poco más, se llenará.

La naturaleza se cuida más del lago que los políticos, sin excepción.

Sigue Proserpina sin recibir el tratamiento adecuado, un lugar que es zona urbana pero no tiene los servicios de zona urbana, y unos por otros Proserpina sin barrer. Ni se han cambiado los chiringuitos, que es una vieja aspiración de todos los que van a tomar una copa.

Confederación Hidrográfica del Guadiana ha dicho que no se gasta más en arreglar los destrozos de gamberradas.

Estamos a la espera de unas elecciones y todos desean que los partidos lleven en su programa lo que proponen para hacer en Proserpina.