En los bares no se puede fumar, pero tomar una copa sin un cigarrillo no sabe bien para los fumadores. ¿Solución? Sacar los bares a la calle. En Mérida hay un bosque de veladores y sillas: plaza de España, Constitución (Parador), Santa Clara, Santa María, de los Poetas (Trajano) y otras. Calles en el centro: Santa Eulalia, San Francisco, Moreno de Vargas, Romero Leal, San Juan de Dios, Castelar, Rambla de Santa Eulalia, José Ramón Mélida, Sagasta, Berzocana, Almendralejo, San Salvador. Todos estos lugares tienen todo su derecho. Lo del tabaco, al ayuntamiento le ha venido de perlas, porque aumentan sus ingresos con los impuestos de los veladores (71 euros por mesa al año, 36 más con sombrilla). Si se multiplica por los miles de veladores, la cantidad que recoge el consistorio es sustancial.

No vemos de la misma forma las carpas en frente del Museo Nacional de Arte Romano. No puede pasar una ambulancia y menos un camión de bomberos; han tomado la calle casi en su totalidad. En un simulacro que se hizo en el museo los vehículos de emergencia no pudieron pasar y alguna ambulancia tuvo que tomar la acera. Y tales carpas las hay en otros lugares, menos en la plaza de España: no dan permiso y tienen sombrillas.

En Mérida, como en los demás lugares de la región, los bares abren cada vez en mayor número y, otros, cierran, pero la crisis ha hecho que haya tal competencia a la hora de tomar las copas o cañas que con los aperitivos, comes. El comentario, siempre es el mismo: ¿Dónde está la crisis?

Al marcharse algunas consejerías al Tercer Milenio, miles de funcionarios que desayunaban, compraban el pan, fruta y otros productos, se han perdido para el centro. Con la marcha de la Consejería de Educación y Cultura, más de uno ha visto mermada su caja registradora al perder más de mil clientes de estas zonas.

Dicen que se ven brotes verdes, deseamos que esos brotes den lo antes posible frutos.