Desde 1949 hasta el 28 de febrero del 2013. La histórica fecha apertura de El Briz, que acompaña orgullosamente al nombre del negocio en su letrero, ya tiene conclusión. La que el próximo 28 de febrero echará el cierre de este histórico bar restaurante del centro de Mérida, en la calle Félix Valverde Lillo, que suma la nueva pérdida de un negocio a las numerosas que se han ido produciendo en los últimos, pero en este caso, además, de un referente para la ciudad. "Llevamos un año y medio con pérdidas y ya no nos merece la pena aguantar más", explica Mere (Ermenegildo) Hernández, cuya familia lleva regentando desde sus inicios un negocio del que él mismo tomó el mando en 1970 tomó con otro socio.

"Es una pena tremenda", admite la mujer de Hernández, Paula Domínguez, emocionándose. Ambos van a jubilarse --el marido tiene 76 años y ella prefiere no revelar su edad, pero sobrepasa los 60--, pero lamentan que sus cuatro trabajadores van a quedarse en paro. "Hemos llegado a tener mucha más gente trabajando, pero últimamente había poco movimiento", explica Domínguez.

El cierre del negocio también preocupa a los clientes habituales, como la peña De dos a tres, formada en ese mismo establecimiento, según explican sus socios. "Llevamos muchos años viniendo, a esa hora, y formamos una especie de grupo", explica Francisco Tarifa, administrativo jubilado. "Estamos pensando dónde nos vamos a ir, pero está difícil, porque unos ponen pegas a un sitio, otros a otro", apostilla Francisco Montalvo, comercial, también jubilado.

Con ellos está, precisamente, uno de los fundadores del negocio, Nicolás Briz, de 82 años. En 1949, como reza el cartel, se trasladó de su pueblo de Salamanca (Santibáñez de Béjar) a Mérida y montó el bar con su hermano Angel Briz, que llevaba un tiempo trabajando en la ciudad extremeña como camarero. "Pena, penísima, no he dejado de venir todos los días", destaca. Lo mismo que le ocurre a su sobrino Mere, que se lo ha pensado mucho antes de echar el cierre: "Hemos intentando aguantar, abrir los domingos, poner una terraza, pero ahora mismo no hay manera". La crisis no entiende de negocios históricos.