Ttermina en la mañana el pleno de la Asamblea de Extremadura y se improvisó una tertulia con el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra; el alcalde de Olivenza Ramón Rocha Maqueda; el consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Eugenio Alvarez Gómez, y los diputados Luciano Fernández Gómez, Juan Manuel Rodríguez Tabares, todo un descubrimiento como presidente regional de Cruz Roja, y José Santiago Lavado. Llegó Antonio Indiano, le conocí hace casi cuarenta años cuando él estudiaba magisterio y yo estaba en su pueblo de maestro de escuela, Valencia del Ventoso, un precioso pueblo del sur de Extremadura, entre el río Bodión y el Ardila, y con encinares únicos y una preciosa imagen de la patrona.

Salió a relucir el fútbol. Todos saben que Rodríguez Ibarra a los nacionalistas ni agua, pero al Barcelona todo, hasta dice que va a ser campeón de Liga y Copa de Europa. Santiago Lavado, con mucha gracia, le dijo: "¿tan seguro estás que apostarías la futura presidencia de la Junta de Extremadura?"

Ramón Rocha cuenta un accidente con un coche de un miembro de la oposición y se dió prisa en resolver el incidente por si alguno pasaba y pensaba en pacto electoral.

Contamos el accidente de Rodríguez Ibarra en Sevilla, al principio de su legislatura. Iba sin escolta. Le dió al coche de un marroquí y se montó un buen revuelo, hasta que llegó la policía y escoltó al presidente hasta el límite de la provincia y al marroquí se le atendió y le resolvieron su problema a instancias de Rodríguez Ibarra.

Salió a relucir Juan Ignacio Barrero y lo que iba a pasar si su sucesor, Carlos Floriano, pierde por un voto menos de lo que él sacó frente a Ibarra. Se lo comerán sus propios partidarios. Nos despedimos mientras se iba la manifestación que había de los inmigrantes que protestaban contra la Renta Agraria. Saludaban a Rodríguez Ibarra con la mayor educación y la más efusiva sonrisa.