El día 6 de abril de 1900 llegaba a la estación ferroviaria de Mérida el exministro liberal Joaquín López Puigcerver, acompañado por su secretario particular, José Infantas, y los señores Velasco, permaneciendo en Mérida dos días. Fueron recibidos por su amigo el diputado a Cortes Antonio Pacheco, el alcalde de la ciudad, Miguel Galán Ledo, y el diputado provincial Sancho Amigo. Para que el acto revistiera más solemnidad, la banda de música, con Castor Espadiña a la cabeza, lo recibió con acordes y el aplauso de los muchos curiosos que se encontraban en la estación.

El exministro Puigcever vino a tomar parte de una cacería en "la Charca de la Albuera, antiguo lago de Proserpina, y la finca del Lavadero", según las crónicas de la época.

LA CACERIA El diputado a Cortes Antonio Pacheco había invitado a una típica y curiosa cacería en el Lavadero del lago de Proseprina al exministro liberal Joaquín López Puigcerver. A este acto, que terminó en una opípara comida, estaban invitados casi doscientos emeritenses.

Comenzó la función con un atípica montería donde Antonio Pacheco tenía encerrado un jabalí en una jaula, que fue colocada cerca de una gran roca, sobre la que los espectadores esperaban impacientes el evento.

A caballo Antonio Pacheco y Jorge de Burnay, y el perrero con la recoba. La fiera salió a toda velocidad y tras ella los perros y los jinetes. A unos trescientos metros los podencos comenzaron a atacar al jabalí dando con él en tierra. En ese instante acudieron Puigcerver, con un gran cuchillo que le había proporcionado Antonio Pacheco dando fin a la vida del animal. Desde allí se dirigieron al Lavadero que estaba a un kilómetro de distancia y mientras llegaba la hora de comer pasearon por la Charca de la Albuera y admiraron la belleza del paisaje.

La comida la sirvió el fondista de la estación, Ossorio. Antes de tomar café se leyó el título de cazador que Puigcerver concedía a la Junta de Cazadores cuya lectura fue muy celebrada. Hubo brindis y aplausos en los discursos finales, principalmente al invitado de honor, que agradeció con breves palabras este recibimiento por parte de los emeritenses y de su amigo Antonio Pacheco. Joaquín López Piugcerver dijo: "El señor Pacheco me ha enseñado esta hermosísima finca, improductiva por estar abandonada y llena de malezas, a pesar de reunir cuantas condiciones pudiera desearse para ser un inagotable venero de riqueza. Así es nuestra España". Este ministro liberal predijo el futuro del lago de Proserpina y Antonio Pacheco prometió que aquel lugar tendría una buena agricultura, industria y muchas familias obtendrían trabajo para sostén de los suyos. Terminó brindando por su amigo Pacheco y su esposa, por sus nuevos amigos, era la primera vez que visitaba Mérida, y por la prosperidad de Mérida.

El día terminó con un espectáculo de una lucha entre un perro y un jabalí. La lidia de una vaquilla y buenos revolcones a los más valientes que se lanzaron al ruedo: Fadón, Pacheco, Burnay y Viñas. Los expedicionarios volvieron ya de noche y siguieron los más allegados en una tertulia en casa de Antonio Pacheco con sus hermanos Carlos y Fernando, Jorge de Burnay y Román García de Blanes. La despedida a Joaquín López Puigcever fue también con banda de música en la estación de tren.