Los chiringuitos todavía siguen en el mismo sitio y con las mismas deficiencias de años anteriores, pero con precios similares a los que se pagan en la ciudad que te ofrecen más garantías y aire acondicionado en esta época, que se agradece, además de un servicio distinto.

Camino del lago de Proserpina puedes encontrar tres restaurantes que son otra cosa. Distinta. Por ejemplo, el restaurante Chamorro Benítez que lo regenta Fernando Trejo, un restaurador único. Ha demostrado su profesionalidad hace muchos años y ofrece una amplia carta de carnes y una fritura de pescado variado que no le tiene envidia a ningún restaurante de los que puede haber en las playas de litoral español. Rapidez y eficacia como una de sus normas principales.

Unos metros más adelante encontramos el Mesón del Rincón de Nica que lo lleva Manuel Gil Martín antiguo jugador, entrenador y presidente del Mérida Club Polideportivo. Si fue buen jugador, que lo era, es un magnífico cocinero y prepara unos platos de restaurante de cinco estrellas. Un bacalao que en pocos lugares se toma y una serie de platos, como de paradores. Simpatía, rapidez y la mujer de Lolo que sabe como tratar y servir, profesionales de primera. Platos de lujo.

Llegamos al lago de Proserpina y poco antes de entrar encontramos el restaurante Eduardo de Eduardo Reyes. Con su amplia terraza, juego para que los pequeños se diviertan y un buen restaurante en el interior. Su hijo Eduardo ha aprendido el oficio del padre que lleva toda la vida como restaurador. Y sabiendo lo que hace.

Es un camino que no hay que perderse y que da ejemplo de profesionalidad en todos los aspectos. De ahí su gran éxito.

El ayuntamiento de la ciudad junto con la Confederación Hidrográfica del Guadiana, deberían ampliar las carreteras de acceso. Ahora con lo de la Excelencias Turísticas puede ser posible. Hagamos un camino más asequible y menos peligroso para todos.