Calor. Frío. Lluvia. Nubes. Viento. Todo en este mes de agosto que ha desorientado a todos. Comenzó un calor. Como debe ser. Verano. Y se arrepintió y salió el frío a relucir. La lluvia venía y notábamos el otoño. Se va a librar la feria. Hará calor.

Y para que no sólo la climatología fuera mala se nos fueron unos buenos amigos como Carlos Chacón. Una persona genial. Alegre. Un magnífico portero en su juventud. Lo probaron en el Atlético de Madrid cuando lo entrenaba Helenio Herrera. Siempre nos tenía el último chiste. Se murió tomado una copa en el Círculo Emeritense. Como debe ser. A mi me gustaría morirme como Carlitos. Y, como aquí no nos vamos a quedar, que sea sin dar la lata. De golpe. En un momento estás con un amigo saboreando un buen tinto y a los pocos minutos alternas con San Pedro.

También se nos fue Fara Pérez del Bosque. Con rapidez. Ya está con su marido Carlos Camp que aportaron mucha cultura a esta ciudad. Llevaron Juventudes Musicales y nos trajo a los mejores intérpretes de la canción de la época. Presentadora de los Juegos Florales de 1975 en el Teatro Romano de Mérida. Todo un caracter.

Y también nos dejó mi amigo y compañero de carrera Carlos Chavero que estudiamos juntos en la vieja Normal de Magisterio en la calle Menacho de Badajoz. Me he enterado tarde y me hubiera gustado estar junto a él recordando viejos tiempos en ese Badajoz que tantas cosas nos unieron.

Un mes de agosto lleno de sorpresas. De todas clases. Y a la mala climatología se unieron estas desapariciones de tantos recuerdos.