Con simpatía y sencillez, buen humor y humildad a partes iguales, Carmen Machi (Madrid, 1963) llega a Mérida como una estrella a la que le cuesta creérselo. Se muestra volcada con la representación de Fuegos en el Festival de Teatro de Mérida, para el que recalca que ha sido concebida, y recuerda con cariño el éxito que le llegó hace dos años el Juicio a una zorra , que del festival la llevó inesperadamente por otros muchos teatro de España. Cruza los dedos por repetir en aceptación, pero está satisfecha con lo ya logrado: "Escuchar a Yourcenar en voz alta ya es un regalo".

--Llega al Festival de Mérida como una de las estrellas de esta edición. ¿Cómo lo vive?

--No me lo había planteado así, para nada (sonríe sorprendida). Vengo a hacer lo que tengo que hacer. Le voy a dar la vuelta a lo que dices y así lo asimilo mejor: Me siento muy acogida en un festival en el que repito (aunque es mi primera vez en el teatro romano) y lo que pienso es que vengo a hacer un espectáculo y que espero que funcione y que llegue a la gente. Más de eso, no pienso, en absoluto. Sobre todo, porque se trata de un espectáculo muy particular, que se basa en un libro escrito para ser leído, son pensamientos y es verdad que José María Pou y Marc Rosich han conseguido hacer una estructura teatral para que el público lo pueda asimilar.

--La propuesta en sí misma es un reto al que se le suma un escenario que también suele imponer.

--Sí, pero el espectáculo está concebido para el Festival de Mérida y todos sabemos, cuando venimos para algo concreto, para el festival, que uno viene con la sensación de que empieza y termina aquí, que viene para esto. Y lo haces con todo el amor, entrega e ilusión que eso supone.

--Aunque luego visite otras ciudades, como Barcelona o Murcia.

--Sí, pero ahora está solamente eso. Yo hace un año que tengo la propuesta y entonces era para Mérida. Después puede ir a otros festivales. Pero a lo que me refiero es que tienes el concepto de que vienes a algo para que se vea aquí. Estrenamos aquí y se va a ver por primera vez durante cinco días. Y por eso le pones una ilusión brutal, unas ganas brutales, pones como un puente en tu vida para que ocurra eso. Tenemos la suerte de que luego visitaremos otros escenarios, lo cual también es estupendo.

--Tras su experiencia en la Alcazaba en 2011, con Juicio a una zorra, ¿le supone un plus el teatro romano?

--Siempre lo tiene. Pero también es cierto que cuando vienes al Festival de Mérida, vienes para este certamen, que es algo más que actuar en el teatro romano, se crea un ambiente magnífico. Todos estamos para que el festival salga bien. Se genera un ambiente que es precioso. Trabajar en la Alcazaba fue un regalo para mí, con un trabajo que luego me acompañó con momentos maravillosos durante mucho tiempo, pese a que ese sí que era solo para aquí. Ahora yo tengo tan buen recuerdo de Mérida, que solo se puede superar si voy al teatro romano. Por lo tanto, es un paso más. Es bellísimo.