El centro de acogida Padre Cristóbal de Mérida cumple hoy diez años de labor social, sobre todo dando cobijo a personas sin hogar. En este período han pasado por la institución casi 4.000 personas, y todo gracias al esfuerzo de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias Franciscanas y de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz, que fueron quienes pusieron en marcha este hogar que abre sus puertas a todo el que lo necesite.

Hasta él se acercan cada año en torno a 400 personas con diferentes problemáticas y necesidades (sin hogar, enfermos mentales, diferentes adicciones, personas inmigrantes, emergencias sociales, malos tratos, trabajadores temporeros...) según Matilde Matas, coordinadora del centro.

Cada año pasan por él medio millar de personas sin hogar, que reciben aquí alojamiento y comida, además de desempeñar otras tareas que les ayudan a relacionarse con los demás.

A lo largo de estos díez años, los voluntarios y responsables del centro se han volcado con las personas que acuden a pedir ayuda, pero hay un nombre muy querido y recordado tanto por quienes prestan el servicio como por quienes los reciben. Se va a cumplir un año el próximo mes desde que la hermana Leonor Copado dejara de dirigir este centro --lo hizo durante siete años-- para continuar su labor social en Madrid, donde trabaja en la sede de la Curia Superior General de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias, fundada por el Padre Cristóbal.

Su marcha dejó huella pero casi un año después la labor social de este paraiso para sus inquilinos no ha parado ni un solo instante. Aquí todo el que llega recibe alojamiento y comida y se hace todo lo posible para que cuando salga tenga todas las posibilidades de trabajar.

REFLEJO SOCIAL En esta situación se encuentran Antonio y José, dos españoles que cada vez más ven cómo el cambio que está acometiendo la población española también se refleja en este centro, hasta donde llegan cada vez más inmigrantes, sobre todo africanos y de los países del este de Europa; además de muchas más mujeres que al inicio de su labor hace una década.

Una visita a las instalaciones refleja la importante labor sociales que realizan quienes allí trabajan, porque "no debemos humanamente pasar de largo, sin mirar a nuestro alrededor o sin darnos cuenta de la realidad de las personas excluidas", reiteran. En este sentido, el centro agradece el apoyo de las instituciones y de ciudadanos anónimos.