Cientos de emeritenses despidieron ayer a los cuatro emeritenses, tres de ellos de una misma familia, fallecidos el miércoles en un accidente de tráfico en la Autovía de Extremadura, en el término municipal de Lagartera (Toledo).

La misa, que estuvo presidida por el Arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago Aracil, acompañado de ocho sacerdotes, se celebró en la iglesia del Perpetuo Socorro, en la barriada de La Antigua, a las seis de la tarde.

Entre los asistentes al funeral se encontraban el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y el alcalde, Pedro Acedo, que transmitió el pésame a las dos familias en nombre de todos los emeritenses.

Los féretros con los cuatro fallecidos: Angelines González Ceballo, de 48 años, y su hermano Francisco Javier, de 32 años -ambos hermanos del concejal socialista Saturnino González Ceballo-, así como el hijo de la primera, Cristian Sánchez González, de 16 años, y su novia, María José Rodríguez Antolín, de 18, llegaron al tanatorio sobre las cuatro de la tarde.

Hasta su llegada a Mérida, los cuerpos habían permanecido en el tanatorio de Talavera de la Reina, donde fueron trasladados tras el accidente. Hasta allí se desplazó una comitiva formada por el portavoz del grupo socialista, Angel Calle, con los concejales Juan Carlos Escudero, Julio César Fuster y Saturnino González, quien tenía que identificar a las víctimas.

Este trámite se demoró hasta casi la una de la tarde, por la dificultad que había para reconocer a uno de los cuerpos.

El siniestro ocurrió pasadas las seis de la tarde del miércoles cuando el Alfa Romeo en el que viajaban por la A-5 en sentido Badajoz, saltó la mediana por causas que se desconocen, invadió el carril contrario y chocó frontalmente contra un Nissan Terrano. Su dos ocupantes resultarosn con heridas leves. Pero el coche donde viajaban las víctimas se incendió. Dos de los ocupantes quedaron tendidos en el asfalto, los otros dos quedaron atrapados en el interior del coche.

MANRESA Las víctimas venían de Manresa, de pasar unos días con Javier González, que trabajaba en Carrefour, a donde fue trasladado por la empresa desde Mérida. De Madrid, donde pararon para comer, salieron sobre las cinco de la tarde.

El edil socialista vio en televisión, en el informativo de las nueve, las imágenes del accidente y tuvo el presentimiento de que se trataba de su familia. Además, todas las horas, tanto de salida, como de llegada a Madrid, y vuelta a viajar coincidían, ya que había estado hablando con ellos por teléfono sobre la una de la tarde. Presentimiento que le confirmó más tarde la policía local, momentos antes del acto de inauguración de la feria, que fue suspendido.