Mérida es una ciudad con más de cincuenta mil habitantes y, entre ellos, varios miles de funcionarios, y un buen tanto por ciento pertenecen a la mutua Muface, y a una de sus ramas como Adeslas, una de las compañías de la sanidad que entran en los convenios que se tienen con esta entidad.

La clínica Clideba en Mérida se salva por los profesionales que hay en ella. Un ATS con una bata que pone Diputación Provincial de Badajoz. Aquí no dan ni bata, comenta un ATS. Da lo mismo que la bata ponga el nombre de la diputación provincial; como si pone el anuncio de unas galletas, si no hay para unas batas, habrá otras deficiencias.

Un cuarto pequeñito para hacer una radiografía. Cuando el ATS dispara para hacer la placa se sale con un cable que termina en pera, de las de antes para encender las luces, y la puerta entrecerrada. Le falta el espacio del cable; entra, muda al enfermo de postura y, otra vez, a salir de la habitación. No hay mampara de separación con un cristal que visualice al enfermo. Pero tiene un aparato que vale para una emergencia.

Oí que no había electrocardiograma ni desfibrilador si por casualidad hay que tomar alguna medida con un enfermo de corazón que se presente con un infarto ¿que hay que hacer si sientes un dolor en el pecho, angustia o te da un mareo...? No venir si le ocurre en la calle o en casa, dice un facultativo, pedir que lo trasladen al hospital.

Algunos especialistas, que no viven en Mérida, tienen la consulta una vez a la semana. Si tienes algo urgente, esta urgencia, por ejemplo, en Traumatología, tiene que ser en día de visita, no te puedes romper un hueso en otra fecha. O ir a otra entidad y Muface corre con los gastos.

La sanidad siempre es asignatura pendiente y todos desearíamos tener un médico en la cabecera. Tanto Muface como Adeslas pondrán los medios para que solucionen estas deficiencias y los usuarios pueden ir con todas las garantías y teniendo los servicios más parentorios cubiertos.