Presumimos de tener el mejor jamón del mundo, y es verdad. La mayoría de los que se venden en Guijuelo, proceden de Extremadura, muchos propietarios de las industrias jamoneras de ese municipio salmantino tienen sus dehesas en nuestra región, crían los cerdos y se los llevan a comercializarlos fuera. El 60% de esta producción nacional corresponde a este pueblo salmantino y el 90% de ellos, proceden de nuestra región. Las industrias jamoneras más importantes de nuestra tierra han cerrado, han tenido que venderlas o están a punto de arruinase por no saber comercializarlos.

Este año la ganadería porcina se vende a buen precio, por lo tanto, subirán los jamones en Navidad. El jamón es un producto exquisito, pero hay que saber cortarlo, ponerlo en un buen plato y con pan, no con colines. En ocasiones, en determinados lugares, sobre todo en días de fiestas, para ahorrarse platos, se sirven en platos de plástico desechable y rociado encima con colines. Es prostituir el jamón, en toda regla.

Es pecado mortal culinario servir el jamón con colines, aunque a alguno le guste. Es como partir un huevo frito con el cuchillo o tomar el pescado llevándose la paleta a la boca. Las reglas de urbanidad deben aprenderse, principalmente, por los restauradores y servir el jamón de forma adecuada. No vale todo. Se equivocan. Además, no sabe lo mismo y si a alguien le gusta el jamón con colines, ni sabe lo que es el jamón ni sabe lo que en un buen pan. Peor para ellos.

Extremadura es una de las regiones españolas con más historia gastronómica del mundo, de ahí que Carlos I de España y V de Alemania se viniera a Yuste a jartarse de jamón de bellota de la sierra de la Víbora de Montánchez.

Recordemos los monasterios de Alcántara, Yuste y Guadalupe. De ahí viene: "antes que en emperador, padre prior" y "antes que conde o duque, fraile de Guadalupe". No creo que entonces hubiera colines y estoy seguro de que los curas, monjes y demás eclesiásticos, que comían mejor que nadie, no tomarían el jamón con colines.

A cada uno lo suyo y el jamón, con un buen pan de tahona.