La vuelta al cole no ha sido tan agradable en el colegio Dion Casio. Los más de 200 alumnos de Educación Infantil y Primaria que ayer se incorporaron a clase en el centro de Nueva Ciudad pudieron comprobar junto a sus padres el estado en el que se encuentran las instalaciones después de que la escuela acogiera este verano uno de los 18 comedores escolares que el Gobierno regional ha puesto en marcha junto a Cáritas para los niños de familias con pocos recursos. Al incorporarse a sus puestos de trabajo el pasado 1 de septiembre, los profesores se encontraron cristales rotos, radiadores arrancados, juegos infantiles maltratados o bancos de madera destrozados, el mismo escenario en el que los pequeños han iniciado el curso. "Tal vez los daños no sean de cuantía elevada, pero afectan a la imagen del centro ante las familias y a la propia motivación de los profesores", indica el director, Manuel Marín.

El profesor recuerda que no es el primer verano que el Dion Casio sufre actos vandálicos e incluso robos, y por ello asegura que desde el centro no pueden acusar directamente a un niño o al comedor de todos los destrozos, si bien es cierto que los propios empleados han sido testigos de cómo los beneficiarios del programa cometían actos vandálicos. "Yo mismo he visto cómo arrancaban una valla del cercado interior del patio y el personal del equipo de limpieza les ha visto tirar piedras a los cristales", afirma Marín.

SEGURO Tras comprobar los daños causados en las instalaciones, el profesor puso los hechos en conocimiento del ayuntamiento --es de quien depende el mantenimiento del colegio-- y envió una carta a la Consejería de Educación y Cultura contando lo ocurrido. A día de ayer, primera jornada de clase, ninguna de las dos administraciones se había puesto aún en contacto con el equipo directivo del centro para valorar los daños y reparar los desperfectos. Sin embargo, Educación sí confirmó ayer a este diario que Cáritas, como responsable del programa, ha contratado un seguro de responsabilidad social que cubrirá "los posibles daños ocasionados". De momento, el centro ya ha gastado 40 euros en reponer la cerradura de la puerta principal. "Para el resto no hay dinero y aunque lo hubiera no es competencia del colegio cambiar un cristal roto", dice el director.

El Colegio Dion Casio ha acogido uno de los dos comedores escolares estivales que han funcionado este verano en la ciudad a instancias de la Junta (en toda la región han sido 18). Desde el mes de julio y hasta el pasado 6 de septiembre, al centro han ido a comer cada día una media de 50 niños emeritenses de hasta 13 años de edad, no necesariamente alumnos del centro, que además del almuerzo recibían una bolsa con alimentos para la cena y el desayuno del día siguiente. "Han venido niños sin apego ninguno al centro y aunque había dos monitores, nos han dicho que antes y después de comer no podían controlarlos", concluye Marín.