Todos a comer o a cenar. Pero se ha hecho tan común que no solo lo hacen todos: medios de comunicación, consejerías, ayuntamientos y otras instituciones, los amigos se llaman y se reúnen ante una mesa para volver a recordar viejos tiempos, las mujeres también lo hacen.

Hay personas que durante esta época provocan reunirse con las antañas pandillas que salían juntos o juntas, se separaron con el tiempo y ahora, también con el tiempo, quieren recuperar la memoria y contarse como han transcurridos estos años y narrar sus experiencias.

Son días en los que todo el mundo es bueno. Hasta lo políticos dejan para después de reyes sus disputas y se dan la mano, se saludan, se felicitan las pascuas y el año, que el que viene es bisiesto, hacen un compás de espera en sus disputas.

Los hoteles y restaurantes ya tienen comprometidos hasta para después de reyes. Hay que pedir mesa hasta con un año de antelación.

En los menús lo más común es el marisco y los moluscos de todo tipo. Lo del pavo se ha quedado como añoranza navideña.

En las comidas se habla de todo. Y todos contentos. El menú vale el doble que en otras épocas y a la extraordinaria se le pega tal pellizco que apenas queda para la sufrida cuesta de enero.

Las comidas y cenas navideñas es una forma de olvidar lo malo. Son fechas para pasarlo bien y recordar a personas que ahora están al otro lado del camino.