La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Badajoz en Mérida ha condenado a Juan Mangas a cinco años de prisión por acuchillar a su esposa, María Luisa Dorado. En el fallo, se le considera culpable de un delito de homicidio en grado de tentativa.

Juan Mangas también ha sido condenado a no aproximarse a María Luisa Dorado a menos de 500 metros de cualquier lugar donde se encuentre. Tampoco podrá comunicarse con ella de ninguna forma, ya sea de manera escrita, verbal o visual, ni usando sistemas informáticos o telemáticos, por un plazo estipulado en 15 años.

En concepto de responsabilidad civil, se le impone, además, el pago de una indemnización de 18.700 euros (600 euros por los días de curación de las lesiones causadas, 6.000 euros por las secuelas y 12.000 euros por los daños morales sufridos). Contra el fallo no cabe recurso.

En el fallo se considera probado que Mangas, de 53 años, se encontró por casualidad con su mujer, el 31 de mayo del 2005 en el mercadillo, con la que estaba en trámite de separación. Además, el juzgado de Instrucción número 2 había dictado una orden de protección sobre la mujer y no se podía acercar a ella a menos de 200 metros.

Ese 31 de mayo, y pese a la citada orden, ella accedió a acompañarle a su domicilio, en la calle Manuel Sanabria Escudero, en Nueva Ciudad, para recoger ropa y papeles. Una vez en la casa, se entabló una discusión por motivo de la separación, durante la cual Juan Mangas insultó y pegó a la mujer y le dijo: "No vas a salir viva". Luego fue a la cocina y cogió un cuchillo de 13,5 centímetros de hoja con forma de sierra. La víctima, entonces, trató de huir y cuando estaba en la puerta el agresor la cogió de los pelos, la tiró al suelo, la arrastró hasta el salón y le clavó el cuchillo en el cuello.

La agredida logró agarrar la mano del marido y arrancarse el cuchillo, taponando la herida con los dedos. Consiguió salir de la casa e ir al hospital.

En el parte médico se señalaba que la víctima presentaba varios hematomas en el brazo derecho y en el pómulo izquierdo, así como una herida incisa de siete centímetros en la parte inferior del cuello, que pudo ser mortal si no hubiera sido atendida rápidamente en el hospital.

El agresor, que carecía de antecedentes penales, se encuentra por esta causa en situación de prisión provisional.