El equipo de gobierno municipal espera tener antes del verano próximo el proyecto definitivo que presente la empresa estatal Mercasa para la reforma integral del mercado de abastos. Esta entidad, encargada de las obras de mercados con edificios históricos, ya ha presentado un borrador que los técnicos municipales han modificado. Mientras se elabora el proyecto final, la edil Carmen Yáñez, que lleva esta gestión por parte del ayuntamiento, desconoce cuándo podrán comenzar las obras, ya que "habrá que ver cuál es el coste, y que subvenciones podemos tener del ministerio y de la Junta", porque, indica, "un proyecto de esta envergadura hay que tenerlo muy bien atado, ya que los ayuntamientos no están muy bien para desembolsar dinero".

Además, aclara, hay que tener en cuanta que habrá que desalojar a los tenderos antes de comenzar las obras y ubicarlos en otro lugar para que puedan seguir trabajando. Lo único cierto hasta ahora es que el ayuntamiento está pendiente "de que Mercasa haga el proyecto definitivo", insistió.

HASTA ENTONCES, NADA En cualquier caso, Yáñez reiteró que no se van a acometer obras de climatización en el edificio este verano para mejorar el servicio de trabajadores y clientes porque se está a la espera de ese proyecto definitivo de Mercasa.

Mercasa selló este compromiso el pasado 31 de octubre en un convenio firmado entre el presidente de esta entidad estatal, Ignacio Cruz Roche, y el alcalde de Mérida, Angel Calle. Entonces la empresa se comprometió a diseñar en seis meses la reforma del mercado de Calatrava. Para ello, ha contado con un presupuesto de 75.215 euros, de los que el ayuntamiento aporta 48.760 euros y Mercasa 26.445.

Entre las acometidas previstas están la creación de una planta para productos frescos, una zona comercial mixta, áreas de almacenamiento, una zona de aparcamiento subterráneo y la recogida de basuras.

El propia Cruz Roche ya reconoció entonces algunas dificultades, como buscar un mercado provisional en un local céntrico mientras duren las obras; las características del edificio en el que se va a desarrollar la reforma, declarado Bien de Interés Cultural, que no se pueda tocar por fuera, aunque sí por dentro, por lo que se hará nuevo, y las excavaciones para hacer los aparcamientos subterráneos, ya que la aparición de restos arqueológicos puede condicionar esta actuación.

Con la firma de ese convenio, la Asociación de Comerciantes de la Zona Centro ve cumplido uno de los objetivos que se marcó hace más de seis años, pero los tenderos que trabajan allí están cansados de tanto compromiso político y que las obras se retrasen año tras año.