A vueltas con la problemática sobre los malos olores en la ciudad. Ante las peticiones de información recibidas por el gobierno municipal relativas a la procedencia del mal olor que en los últimos días se ha registrado en el núcleo urbano, el ayuntamiento ha decidido volver a solicitar a la Junta de Extremadura que realice controles sobre la calidad del aire en la ciudad. Debido a que el consistorio no tiene competencias en el control de emisiones, se ha optado por solicitar a la administración regional que compruebe la procedencia de los olores.

«El interés del ayuntamiento y del equipo de gobierno es que la empresa o empresas que estén emitiendo dichos olores cumplan con los requisitos establecidos por la ley», afirmó ayer la potavoz municipal, Carmen Yáñez, a través de una nota de prensa. La delegada explica que el consistorio ya ha hablado con la Junta sobre este asunto y existe un control legal sobre la emisión de olores que no cumplan la normativa. No es el caso, afirma la Junta al ayuntamiento, de la almazara de aceite, ya que desde la administración aseguran que «cumple con las exigencias legales de emisiones y los parámetros establecidos». Pese a ello, la empresa tiene previsto instalar unos filtros, que no son obligatorios, para reducir cualquier tipo de emisión.

En este sentido, Yañez reitera que el consistorio emeritense velará por el control de las emisiones en la ciudad, aunque no tengan competencias, solicitando al ejecutivo autonómico el control de las mismas por parte de las empresas y «siempre cumpliendo con la legislación vigente».

Por su parte, Unidas por Mérida pide al gobierno local la apertura de un expediente administrativo para «determinar posibles incumplimientos por parte empresas que realicen su actividad en nuestra ciudad en materia de calidad del aire». Según señala el grupo en nota de prensa, la «expansión de malos olores» puede suponer «un incumplimiento de las condiciones medio ambientales a las que debe estar sujeta la actividad productiva de las empresas responsables de esta situación». A su juicio, la condición de Mérida como Ciudad Patrimonio de la Humanidad y la relevancia del sector turístico en la economía local y en la generación de empleo, «resulta incompatible con este tipo de situaciones».

Cabe señalar que la presencia de malos olores en la ciudad no es algo nuevo, ya que los emeritenses han tenido que aguantar en numerosas ocasiones el mal olor emitido por algunas empresas, a pesar de que están ubicadas fuera del casco urbano.