Pasadas las 12 del mediodía de ayer, la tranquilidad de los presentes de saber que tienen seguro un piso --hay más oferta que demanda-- se torna en desconcierto cuando comienza el sorteo de las 446 viviendas en La Paz. La escenografía, parecida a la del televisivo cupón de la ONCE, y el sistema de bombos provoca dudas en buena parte de los presentes, que con la papeleta con su número en la mano no saben si tienen que tener en cuenta el número de viviendas de su promoción y grupo o si las bolas sirven para conocer el orden de elección.

Además, esa mayor oferta provoca la repetición de un sorteo hasta en tres ocasiones debido a que los número sacados eran mayores al de aspirantes.

También fue curioso comprobar como nadie demandó una de las nueve viviendas para personas con discapacidad.

Al final, respiran al saber que ahora sólo elegirán según el capricho de las bolas.