"No es un sueño, es el despertar de todos los sueños". Rafael Alvarez 'El Brujo' vuelve a encandilar al público emeritense con la primera representación dramática de la novela El Asno de Oro , una fábula de caída y redención, de crisis y conversión adaptada específicamente para su interpretación en el Teatro Romano de Mérida que muestra la corrupción y la crueldad, la superstición y las tensiones de una época que más que el antiguo Imperio, parece la actual. Lucio, un aristócrata romano convertido en burro tras ingerir una supuesta pócima de amor, vive atrapado en el cuerpo de un asno. Pero conserva su alma de hombre, y después de sufrir todo tipo de humillaciones y ser víctima del escarnio público, recobra la forma y la dignidad humana. Vuelve a nacer para experimentar el placer de la libertad. Porque convertido en burro, descubre que todos los que han sido sus amos, las élites decadentes, son más burros que él.

Como ya hiciera el año pasado con su particular adaptación de La Odisea, 'El Brujo' continúa explorando con El Asno de Oro la línea de trabajo en solitario que siguen sus últimos montajes. La historia escrita por Lucio Apuleyo en el siglo II después de Cristo, imaginativa e irreverente, precedente de la picaresca por episodios de Quevedo o el propio Lazarillo de Tormes, se presta, pero casi tres horas de espectáculo son quizá demasiado y dan hasta para perder el hilo del relato, sobre todo cuando lo más interesante ocurre y se cuenta en la segunda parte.

Las opiniones sobre la particular adaptación de la obra fueron dispares, pero las carcajadas, unánimes. Lo cierto es que el humorista y sus buenas improvisaciones consiguieron que una vez más, un público cansado de reír por los continuos chistes sobre el caso Bárcenas o Urdangarin, por sus recurrencias explícitas al sexo o sus particulares gestos al son de una música perfectamente estudiada para acompañarle se pusiera en pie para aplaudir.

"Itentaré que se diviertan y lo pasen bien, pero hace falta un grado de aproximación al texto, el entendimiento del mensaje", comentaba el autor días antes a este diario. Con el despertar de Lucio, una sociedad madura y corrupta en el orden moral, social y político descubre que las verdades oficiales no son tales, pero necesita de las mentiras para vivir eternamente el cuento de los Reyes Magos. "Es fácil descender al infierno, pero volver hacia arriba, duro esfuerzo, es la labor", explica al público un Brujo que ya se mueve en la arena del teatro como si fuera su propia casa.