La situación del Liceo va a peor. La deuda que tiene asumida está asfixiando de tal forma las cuentas de la sociedad que está obligando a recortar gastos drásticamente, empeorando así el servicio de los socios que acuden a las instalaciones que alberga a una institución con más de cien años de historia. Los empleados llevan seis meses sin cobrar, la limpieza se ha reducido, no hay papel higiénico en los servicios, y se ha cortado la luz, por lo que solo se pueden ocupar las instalaciones las horas de sol, no hay ascensor -la mayoría de sus miembros supera los 60 años- y no hay ni aire acondicionado ni ventiladores.

Una veintena de socios convocaron ayer a este diario para mostrar la "lastimosa" situación que atraviesa la sociedad, y de la que culpan a la actual directiva. Se trata de los mismos dirigentes que han mostrado su intención de vender el inmueble, de casi 3.000 metros cuadrados, a la empresa inmobiliaria Ajimez por un valor de 1,8 millones de euros. Estos socios sospechan de la "obsesión" de la directiva de negociar únicamente con esta empresa, y de no permitir la colaboración del resto de asociados en la búsqueda de una solución.

Ahora han solicitado un censo de asociados que les permita convocar una Asamblea extraordinaria para que la directiva rinda cuentas ante los socios.