El concejal de Educación, Francisco Robustillo, lamentó ayer el accidente sufrido por Pablo Morcillo, director del colegio público José María Calatrava, cuando manipulaba una pieza de la caldera de calefacción, pero señaló que se ha producido "por hacer una cosa que no le correspondía".

El pasado viernes, Pablo Morcillo fue ingresado en el hospital al explotarle, en una gasolinera, el calderín de la caldera de la calefacción del colegio, que llevaba cinco días averiado, mientras le daba presión para limpiarlo.

HERIDAS

Como consecuencia de la explosión se rompió la mandíbula superior, de la que fue operado el lunes, ha perdido seis dientes de la inferior, se fracturó un dedo y se daños varios.

Morcillo decidió arreglar la avería por su cuenta ante la tardanza de la empresa Gragimsa, contratada por el ayuntamiento para el mantenimiento de las calefacciones de los colegios.

Sobre este aspecto, Francisco Robustillo, que durante muchos años ha sido director del colegio público Juan XXIII, dijo que cuando hay una avería se tarde al menos dos días en arreglarse, "pero en este caso hay sido una concatenación de averías en la que nadie tiene la culpa".

Robustillo indicó que el origen de la avería se inició al gastarse el gasoil de la caldera de la calefacción, del que es responsable de vigilar los niveles el director. El día 28 de enero se avisó de que el combustible se había terminado y se carga el depósito con 3.000 litros de gasoil y el día 3 se averió la calefacción, ya que el calderín que regula la presión de la caldera había absorvido las impurezas del depósito al vaciarse.

Por otra parte, Francisco Robustillo calificó de "frívolas" las acusaciones del grupo municipal socialista que afirmó que el problema había surgido porque el ayuntamiento no pagaba las facturas pendientes a las empresa encargada de la calefacción, "se pague o no tienen el deber de servirlo y además se están pagando, comprendemos que las cosas se pueden hacer más rápido, pero no decir que no se les paga".