La tradición de abrir las pitarras con motivo de la festividad de santa Eulalia viene de años. En los comienzos del siglo XIX, y hasta bien entrada la década de los cincuenta, eran multitudinarias.

Es una forma de convivir en un día, cuya festividad te lleva de lo religioso a lo profano, pero con ganas de hacer amistades, conocer gente, hablar con los que te ves de año en año y tomar una copa de buen vino.

Es la primera vez que iba a la pitarra de José María Alvarez Martínez, director del Museo Nacional de Arte Romano, y de su esposa Trinidad Nogales Basarrate, que es todo un lujo de mujer y de historiadora, ¡que suerte ha tenido Chema!. Un ambiente relajado, tranquilo, de amigos, un buen vino que lo hace Carlos Cascón Chito que está convaleciente de una operación. Unos garbanzos exquisitos y una patatera deliciosa, vamos!, para después tomar el río Guadiana y hacer un paseo para bajar el colesterol, triglicélidos y la glucosa y, si después vas a la de Santiago Carrasco, debes seguir el paseo por el río Albarregas. Allí encuentras a casi todos los estamentos e instituciones de la ciudad; hasta vimos al alcalde Pedro Acedo comprándole papeletas del Calvario a José Pérez Garrido, es posible que comiencen a entenderse para las próximas elecciones municipales. En las pitarras sale hasta la lista electoral con su futuro candidato.