TLta ciudad debería estar preparada para acoger a los turistas que llegan de otros países, gran parte con un nivel adquisitivo mayor que del visitante español. Desde Portugal, pero también y de forma cada vez más patente, del norte de Europa vienen atraídos por nuestra naturaleza, el avistamiento de aves, el clima y la riqueza monumental.

El esfuerzo que se está haciendo por presentar Mérida en ferias de turismo y darla a conocer a nivel internacional, es tremendo. El personal encargado de fomentar el turismo e incluso el que se ocupa de atender a periodistas de publicaciones extranjeras que quieren hacer reportajes de nuestra tierra está cualificado y trabajando duro para dar a Mérida y Extremadura el lugar que se merecen en el mapa de destinos vacacionales.

Sin embargo, el sector servicios, que salvando algunas excepciones aún le queda mucho por mejorar, no está preparado. Con frecuencia vemos como en la mesa de al lado, una familia extranjera guiri intenta comunicarse de algún modo con el/la camarer@ que no les entiende nada. Hace poco escuché la historia de una española en China. Según explica en la ciudad donde vive no se habla inglés y aunque posiblemente el lugar tuviera su encanto, para ella era un sitio inhóspito donde se sentía aislada y estaba deseando terminar el proyecto para irse. De esta forma creo que parte del trabajo realizado para atraer turistas extranjeros, se desvanece en un plato de comida que no saben descifrar o incluso, en una indicación para llegar a algún monumento que no logran comprender.

Aunque nos tiramos media vida estudiando inglés, cuando llega la hora de hablarlo, la mayoría no son capaces de mantener una conversación fluida. Es cierto que cada vez un número mayor de colegios en Mérida son bilingües y que entre los objetivos de los trabajadores está el aprender inglés pero parece que no nos damos cuenta de que si estuviéramos preparados se nos abrirían muchas más puertas, entre ellas, la del turismo.