TEtstos días los emeritenses subimos y bajamos la calle Santa Eulalia en busca de ideas para los regalos de Reyes. Algunos compran en sus barrios y otros salen fuera de la ciudad. Pero estaría bien comprar lo máximo posible en Mérida, dejar el dinero aquí, asegurar puestos de trabajo y garantizar que ese establecimiento seguirá abierto en el futuro. No obstante, algunos se deciden por adquirir una mascota para regalarla a alguien sin pensar en los inconvenientes y por desgracia muchos acaban abandonados. Supongo que no se han parado a pensar en qué supondría tener una avestruz en casa, por poner un ejemplo exagerado de lo que implica meter un animal en una vivienda. No usan el váter, no saben que el jarrón no hay que tirarlo o que el sofá o las cortinas no se pueden morder o arañar, necesitan hacer ejercicio, sueltan pelo, su comida cuesta dinero, pueden ponerse enfermos, hacer ruido durante la siesta o por la noche, molestar a los vecinos, necesitan espacio y envejecen, no son siempre el peluche que parecen de cachorros (algunos llegan a crecer hasta un tamaño muy grande) y si no se les sabe manejar podrían ser agresivos. ¿Siguen pensando en regalarlos? El futuro dueño tendrá que tener muy claras estas cuestiones. Son seres que sufren y por tanto debemos evitar la cantidad enorme de abandonos que se están produciendo en la ciudad, cientos recogidos en la perrera municipal, muchos más acogidos y pregonados en las redes sociales por la asociación protectora ACUDAME que intenta darles un hogar aunque sea temporal pero que en ocasiones tiene que darse por vencida. Por esta razón, si desea tener un animal de compañía, adopten. Entren en la página de Facebook de ACUDAME, miren sus fotos, lean sus historias y perciban el amor tan enorme que las personas que hemos decidido incluirlos en nuestras vidas les tenemos porque son un tesoro. Es importante estar concienciado de que se quieren tener, igual que uno no elige tener un hijo sin pensárselo antes. Esperemos que sea un feliz año para todos, tengamos dos o cuatro patas.