TEturopa tiene una mayor relación con Mérida de lo que pensamos. Lo que se cuece en las instituciones de la Unión Europea (UE) afecta en el día a día a los emeritenses, dándonos más o menos capacidad de gasto, entre otras cosas. La prensa color salmón señala que la bajada al 0,25% puede ser una medida que mejore la situación de los hogares europeos y de las empresas.

La apuesta de Mario Draghi , presidente del Banco Central Europeo, es dar un impulso contundente a la economía previo a su previsible subida en 2014 y suavizar en lo posible una contracción antes de este repunte. En principio los efectos esperados son que haya un mayor flujo del crédito para las empresas, que tendrán intereses menores y así salvar algunas pymes asfixiadas por la negativa de la banca a financiarlas a pesar de los esfuerzos de los diferentes gobiernos regionales. Pero también e igual de importante, supondrá una rebaja en lo que pagamos por las hipotecas. Las cuotas hipotecarias que crecieron con la subida del Euribor hasta límites que en ocasiones desbordaban los ingresos de muchos ciudadanos, ahora se verán afectados por esta bajada.

Efectos ambos fundamentales en el bienestar de la población ya que al mejorar la financiación de las empresas, ayudadas por un precio del dinero menor, mantendrán a sus empleados. Trabajadores que seguirán teniendo capacidad adquisitiva y contribuirán con sus impuestos al Estado en vez de suponer un gasto para el mismo. Además mejorará el consumo que las familias tengan más dinero disponible para gastar al pagar menos por las hipotecas.

Este incremento del gasto fortalecerá las empresas que podrán seguir manteniendo a sus empleados o incluso contratar a más personal, entrando así en una espiral positiva que nos saque al fin del fatídico círculo vicioso en el que habíamos caído. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, confiemos reforzarla al 0,25% y que en breve puedan reducir también la presión impositiva procurando mantener los ingresos para no caer en el déficit.