THta llegado el verano y con él, las cervecitas en la terraza y el abrir las ventanas por las noches para que entre aire fresco y así dormir mejor. Error, porque también se cuela el ruido de los botellones, las voces de los veinteañeros embriagados y la potencia de los altavoces de algunos coches tuneados o no. Me gusta que haya terrazas, porque dan más vida a las calles, estoy a favor de las discotecas, porque yo también tuve 20 años, pero creo que el tema de la insonorización debería estar más controlado y sobre todo, que no se dejen la puerta abierta en los locales de ocio nocturno.

Cierto es que el comportamiento cívico de los clientes no es problema de la discoteca en cuestión, pero tampoco es culpa de los vecinos que tratan de dormir. Ya se pudieron regular en el ferial, por qué no evitar estos pequeños botellones, como el que cada fin de semana se forma alrededor de la discoteca Izaro. Por qué no poner una patrulla de la policía municipal pendiente y sancionando, con el único fin de evitar que los coches tengan la música altísima durante toda la noche, gritos de peleas a las cinco de la mañana, botellas, vasos rotos o incluso meadas en las puertas de las viviendas, en las que no sólo hay adultos sino bebés, niños o incluso enfermos, intentando dormir. Vecinos que se despiertan con el escenario de los restos del botellón, con el que también ocupan el parque infantil, donde juegan los niños, que está lleno de cristales rotos y en ocasiones hasta preservativos. Es un hartazgo tener que estar llamando a los municipales cada fin de semana para denunciar los ruidos de los botellones, por qué no terminar con esto y prevenirlos poniendo una patrulla o dándoles instrucciones para que den varias vueltas por la noche en las zonas más conflictivas. Así convivirán en perfecta armonía, verano, vecinos, jóvenes, locales de ocio, bebés y descanso. Y podremos disfrutar todos del sueño de una noche de verano sobre todo ahora que llega el Festival Internacional de Teatro Clásico.