TAtyer la celebración de la Hispanidad se vistió de otoño, como viene correspondiendo al mes de octubre y como machaconamente insiste una marca comercial con modelos que sacan hojas secas del bolso. La llegada del frío y la festividad del Pilar, propiciaban una tarde de cine y aunque los precios cambiaron hace semanas aún había caras de sorpresa al salir de la taquilla. Después de haber presenciado salas vacías como esqueletos desnudos, las pantallas grandes de la ciudad han vuelto a iluminar las caras que ahora ocupan casi todas las butacas disponibles.

Hace unos meses era impensable ir al cine, para desgracia de los que disfrutamos del séptimo arte. No había bolsillo que soportara el precio desorbitado que había que pagar por una entrada y quedó como un lujo para ver alguna película en concreto y poco más. Esto sumió en una obligada anorexia a las salas que iban viendo enflaquecer el flujo de espectadores. Un problema que preocupó especialmente a Cineclub Forum que traía, constante, iniciativas para atraer al público de nuevo al cine, con tiquets más baratos determinados días y horas, en los que con insistencia repetían que si no había usuarios, el multicine de Mérida cerraría y nos quedaríamos huérfanos de pantalla grande, al amparo tan sólo de los jueves de la filmoteca en el Centro Cultural Alcazaba y las películas que esporádicamente se proyectan en el aula cultural de Caja Badajoz.

No obstante, las salas de El Foro, por fin llegaron a la conclusión de bajar el precio a 4 euros, 50 céntimos más para 3D, acercando a todos el cine que de nuevo vuelve a ver sus salas llenas, al menos hasta enero. Qué lejos queda la época del cine Navia o María Luisa, cuyo regreso es más que incierto, el Alcazaba de la calle John Lennon que se transformó en la desaparecida DT (llamada Disco Teatre) y la Sala Trajano. Más tarde llegaron los multicines de la plaza de Toros que aún convivieron un tiempo con los actuales, que sobrevivirán si dejan los precios quietos más allá de enero.