La música es vida. Con esta filosofía educativa inicia su andadura la escuela de artes Pilar Vizcaíno, una iniciativa de la directora de orquesta emeritense que nace en la ciudad para aglutinar varias disciplinas artísticas en un mismo espacio y difundir los valores musicales desde la infancia. La inauguración oficial trendrá lugar hoy con una jornada de puertas abiertas que arrancará a las once de la mañana con un desayuno al que seguirán numerosas actividades donde no faltarán las actuaciones musicales.

La escuela comienza su trayectoria formativa con una plantilla de siete profesores que impartirán trompeta, piano, safoxón, guitarra, clarinete, canto, percusión, viola, violín, violonchelo, musicoterapia y música para bebés, entre otras. «El alumno más joven de la escuela tiene cuatro meses y el mayor 72 años», apunta la directora del centro, que se muestra muy ilusionada con esta nueva etapa profesional. De hecho, no hay que olvidar que Vizcaíno es la artífice de la Joven Orquesta Ciudad de Mérida, un proyecto musical innovador para la ciudad que vio la luz a principios de año y que ya camina con paso firme al compás de sus jóvenes músicos, que siguen con entusiasmo las directrices de la batuta de su directora.

Mariló Valsera es profesora de canto en la escuela y también da clases de música en movimiento. Considera que lo más importante que tiene la escuela, aparte de la enseñanza musical, es la cercanía y libertad con la que trabajan. «Tratamos de acercar la música de una manera cercana y nada elitista a los alumnos, con independencia de la disciplina musical», señala Valsera. «La academia está llena de instrumentos y están todos a disposición de los niños, que son quienes principalmente tienen que descubrir lo que les gusta», sostiene la profesora, quien matiza que la formación está «abierta a las necesidades de cada alumno con la creatividad y libertad artística siempre por delante».

Para Victoria González, profesora de batería y guitarra, la escuela está empezando su andadura de una forma «muy dinámica». A su juicio, en el centro se afronta la enseñanza con una actitud «muy diferente» a la de cualquier otra academia donde enseñen música, ya que se da «mucha libertad para que los niños enreden, toquen los instrumentos y escuchen música».

Laly García Aragoneses es la arquitecto técnico que ha llevado a cabo el proyecto de remodelación de las instalaciones, que están ubicadas en el número 20 de la calle Adriano. Explica que la escuela tiene unas dimensiones de 400 metros cuadrados, que están repartidos en dos naves que cumplen con todos los requisitos en materia de accesibilidad. En la primera instancia hay tres aulas para dar clases, servicios adaptados y unos espacios habilitados como biblioteca y zona de estudio. Para acceder al recinto del salón de actos, que también dispone de tres aulas, se ha habilitado una rampa en el patio para que sea accesible. «Ha sido un proyecto complicado y muy bonito, por eso ha merecido la pena», puntualiza.