Expertos y científicos coinciden en que la energía termosolar tiene un gran potencia para luchar contra el cambio climático por ser renovable, prometedora y evitar las emisiones de CO2.

La energía termosolar aprovecha el calor del sol en vez de la luz. El calor se capta a través de unos paneles solares parabólicos. Una pequeña tubería los cruza a lo ancho, en la línea focal. En ella se concentra la irradiación solar. Por la tubería circula un fluido que se calienta a temperaturas de más de 400 grados, que es usado para producir vapor de agua y mover una turbina que, conectada a un generador, produce electricidad.