Durante varios domingos hemos contado la historia de las ermitas de la ciudad. Nos hemos hecho eco de los investigadores emeritenses que estudiaron la procedencia de estos edificios, desde Bernabé Moreno de Vargas, en 1633, hasta hoy día.

La mayoría de las ermitas son un recuerdo, como la de Nuestra Señora de Loreto, Santa María del Castillo, San Juan 1 y 2, San Gregorio y San Albín, los Mártires-Santa Lucía, San Salvador-Santísima Trinidad y Santiago. De otras se conservan las imágenes, como las ermitas de la La Piedad, Santa Catalina, San Lázaro, Calvario y San Andrés. Nuestra Señora de la Antigua es la única ermita que se conserva y sigue en su actividad religiosa.

SAN GREGORIO Y SAN ALBIN Son numerosas las ermitas de las que no quedan ni restos. La de San Gregorio y San Albín estaba cerca de la plaza de toros. Parece que se construyó en el siglo XVI. Moreno de Vargas, casi contemporáneo de esta ermita, comenta que la ermita de San Gregorio y San Albín, obispos ambos, "es buena y tiene sitio de agradable vista al Guadiana. Como estos santos eran abogados de la langosta, el pulgón y lagarta, padecimiento de sembrados, viñas, olivares y huertas se hacía fiesta el 9 de mayo. Asistían muchos emeritenses y era fiesta de guardar".

Amplían esta información los historiadores del Consorcio de la Ciudad Monumental Yolanda Barroso y Francisco Morgado. En el siglo XVIII el edificio comienza a arruinarse. De ahí que la imagen del santo la pida la iglesia de San Juan. A pesar de los intentos de conservar esta ermita, fue el comienzo de su desaparición. En 1771 los hermanos del Hospital de Jesús Nazareno solicitan que se les conceda la campana mientras se hace la reparación. La ruina fue total y en vista de esta situación, el mayordomo, con intervención de Matías Vallejo, comisario de la ermita, recoge los materiales.

LORETO Otra ermita emeritense continúa los mismos pasos que la de San Gregorio y San Albín, la ermita de Nuestra Señora de Loreto. Sigue siendo Bernabé Moreno de Vargas quien da las primeras noticias de esta ermita y José Alvarez Sáenz de Buruaga nos relata, como lo hacen Barroso y Morgado, una preciosa historia de esta ermita que se situaba al final del puente Romano. Sáez de Buruaga dice que en 1947 vio restos de esta ermita al hacerse el chalet del doctor Andrés Valverde Grimaldi. Parece que estuvo muy cerca del Matadero Regional.

Yolanda Barroso y Francisco Morgado investigan aún más en esta historia y consideran que debió de estar cerca del actual edifico de la Escuela de la Administración Pública. Estos historiadores han encontrado documentación de 1836 en la que mencionan este paraje. La ermita fue muy popular y se decían misas todos los sábados.

Pero llegó también su decadencia, y hay escritos de este mismo año pidiendo el ayuntamiento permiso al gobernador civil de Badajoz para su demolición, por los perjuicios que ocasiona. Parece ser que así fue y de esta manera desapareció de forma definitiva.

El mapa y la descripción de la ubicación de las ermitas son de Yolanda Barroso y Francisco Morgado.