Entre las piezas que faltan destaca una escultura romana de unos 60 centímetros, que representaba un lar (dios familiar) adquirido por Alain Durieaux en Londres que se vendió a un vecino de Bilbao a través del anticuario Manuel Ruiz en Mérida. Cuando todavía no la había pagado, se desencadenó la Operación cigüeña.

La policía advirtió al bilbaíno de que la guardase hasta que pasara todo. Pero ahora, según Durieaux y Ruiz, está ilocalizable. Lo mismo pasó con un mascaron romano, usado en las fuentes, que se vendió en Zaragoza, pero que fue pagado, y ahora ha muerto el dueño. La pieza no aparece. Se cree que ha sido vendida.