Las máquinas excavadoras que participan en las obras para la construcción de un mausoleo en la parte antigua del cementerio destrozaron ayer seis enterramientos situados a más de un metro de profundidad.

Los obreros introdujeron los restos en seis bolsas de basura y continuaron los trabajos de excavación de una zona de unos diez por tres metros y una profundidad de casi cuatro metros.

El lugar donde aparecieron estos restos es justo en frente donde semanas atrás salieron los restos de otras tres personas en la obra de otro mausoleo, que está en fase de construcción.

Los restos de estas tres personas serán examinados hoy por dos genetistas de la Facultad de Medicina de Badajoz, que se van a desplazar a Mérida a petición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Mérida y Comarca.

Los genetistas intentarán averiguar la época del fallecimiento y si la muerte les sobrevino de forma violenta. Los dos especialistas tienen experiencia en este campo, ya que trabajaron en la fosa común de Alburquerque.

La asociación sostiene que estos restos pueden pertenecer a una fosa común de fusilados de la Guerra Civil, mientras que desde el ayuntamiento defienden que pueden pertenecer a un cementerio civil.

En cuanto a las tumbas destrozadas ayer estaban excavadas en roca y alineadas. Una persona mayor que se encontraba en el cementerio aseguró, apesadumbrado, que una de esas tumbas pertenecía a su madre y afirmó que pedirá explicaciones al promotor del mausoleo.

Por su parte, desde la Memoria Histórica se criticó al falta de delicadeza en el tratamiento de esos restos humanos y afirmaron que también pedirán a los genetistas que visitarán hoy el cementerio que los revisen.