El pasado sábado se tenía previsto que, a las cinco de la tarde, 16 pasos se concentraran en la calle Almendralejo de Mérida, procedentes del Calvario, parroquia de Santa Eulalia y de la concatedral de Santa María. Días antes el parte meteorológico hacía presagiar lluvias, precisamente el sábado día 19. Y llovió. Mucho.

A la hora de salida, una tromba de agua cayó sobre Mérida, hizo pensar que todas las ilusiones puestas en este acto religioso, no podría celebrarse. Los adelantos tecnológicos sirvieron para que, por los programas que se pueden ver en los móviles, se comprobara que a las siete de la tarde dejaría de llover en Mérida. Y así fue, un poco más corto el recorrido pero, al final, triunfó la Fe y paralizó la lluvia. El Vía Crucis con motivo del Año de la Fe, donde 700 costaleros de la ciudad portarían las andas, se pudo celebrar con el beneplácito de todos, aunque deslució un poco el acto por la marcha de muchos emeritenses a sus casas y no saber si por fin se celebraría o no este acto religioso.

Todos los pasos cambiaron su recorrido para unirse desde las tres parroquias en la calle Feliz Valverde Lillo y hacer el Vía Crucis en la puerta de Santa María, la plaza estaba llena pero el recorrido previsto por Romero Leal se tuvo que acortar y cambiarlo. Se acortó por la calle Santa Eulalia hasta la Puerta de la Villa. Los del Calvario, desde la concatedral marcharon a su iglesia en previsión de nuevas lluvias, y no pudieron hacer el recorrido completo, aunque la luna salió y dio tranquilidad a todos. No faltó la emotividad, el recogimiento, el silencio en el recorrido de los pasos a hombros de los costaleros.

Muchas ilusiones se rompieron en la tarde del sábado. Ya se sabe, si se mueven los santos, la lluvia está asegurada; esperemos que no tengamos que moverlos por una sequía y tener que cantar lo que se hacía antiguamente: "Agua Señor, agua, agua Señor mío, que se van las nubes sin haber llovido".