También son feria las actividades para mayores, las actividades para los niños en el parque Pancaliente, la caseta infantil con sus juegos y talleres, el magnífico nivel de las orquestas de la caseta municipal, el seguimiento de los torneos deportivos, las corridas de toros...Y todo ello ha sido un éxito. Como lo ha sido el magnífico comportamiento de Cruz Roja y, sobre todo, el de la policía local al enfrentarse al serio problema creado en una caseta y a la hora de quitar el botellón que tanto molestaba, en ediciones anteriores, a la Zona Sur.

Es verdad que, tras el fin de semana, la afluencia a las casetas particulares, copas y comida, ha sido menor que otros años, así como la llamada feria del centro. El parque infantil de cacharritos tampoco ha sido el mejor de la historia.

Creo que no puede imputarse este bajón de afluencia, solo al día de fiesta local (polémica feria-Carnaval). Sería un ejercicio de simplismo y reduccionismo intelectual darle a este hecho más importancia de la que tiene. Este asunto, siendo importante, no lo es todo. Ha habido un sábado y domingo con gran afluencia de público. Este hecho, poner o no un día festivo en la feria, hay que incluirlo dentro del contexto general del modelo de feria que se quiere.

Propongo la apertura de un debate serio, sosegado y participativo sobre la feria y su futuro en el que hablemos de todo: actividades, concentración y dispersión de la feria, programación para adolescentes (los grandes olvidados), seguridad y limpieza, conciertos, participación de los colectivos, salida del personal a lugares de vacaciones, fechas de la feria.

Hoy ya no se ahorra todo el año para la feria. Afortunadamente a los ciudadanos se le presenta un abanico de opciones de ocio, descanso y diversión mayor. Y son muchos los que, por unas u otras razones, pasan de la feria.

Creo que todos, políticos con responsabilidades de gobierno, políticos que se oponen, colectivos ciudadanos están llamados a participar y aportar. Tradición pero también imaginación para adaptarse a los tiempos. Invito a todos a esta reflexión. Sabiendo que éste no es el problema principal de Mérida. El equipo de gobierno, sin diluir su responsabilidad, está abierto a todo, incluso a repensar el día de fiesta. Por cierto, lo que pensábamos hacer con la encuesta frustrada cuyo objetivo era, nada más y nada menos, pedir opinión a los ciudadanos. Algo saludable. ¿O no?