--¿Por qué se interesó en ayudar a personas con necesidades?

--Siempre había tenido inquietud, pero coincidió que me quedé en paro y una amiga iba al comedor social y me acerqué un día que necesitaban gente. A la semana siguiente necesitaban más personas y al final vengo todos los días, porque a los meses empecé a trabajar otra vez y he tenido la suerte que ahora puedo combinarlo.

--¿Qué labor realiza habitualmente en el comedor?

--Normalmente ayudo en todo lo que sea necesario a la hermana Martina, que es la directora, y a María, la trabajadora social. Suelo coordinar a los grupos de voluntarios, que ahora son unos 35 y además hay lista de espera. Cuando hacen falta voluntarios se busca a gente que se pueda implicar porque esto no es solo dar de comer, sino también hay que ayudar, interactuar con ellos y escucharles.

--¿Cómo es el trato de los voluntarios con los usuarios?

--El trato depende del carácter que tenga cada persona, pero cuando ves a alguien que está mal le ayudas. Si te tienes que sentar un rato con ellos, te sientas. Yo llevo tanto tiempo en el comedor que tengo confianza con muchos y les ayudo y aconsejo en todo lo que puedo, no es solo darles de comer y adiós.

--¿Qué supone, emocionalmente, colaborar con esta causa?

--La verdad que supone ver una realidad que muchos no conocemos ni yo conocía. Ves a mucha gente conocida y muchas veces a la gente le choca verte ayudando, pero siempre les digo que ellos tienen su privacidad. Esto no quita que te choque ver a gente que no te podías imaginar que estuviera pasando por una situación así de complicada. En el comedor se dan unas 100 comidas al día para las personas y en las familias hay muchísimos niños. Habría que imaginar lo que supondría no contar con la congregación de las hermanas que montaron el comedor de forma desinteresada y están aquí ofreciendo su tiempo. Hay socios pero esto tiene muchos gastos y al final tenemos que limitarnos a lo que podemos.

--¿Qué tiene un voluntario?

--Ser voluntario tiene más que estar ayudando a los demás, que suena a topicazo, sino que hace que tus problemas parezcan pequeños cuando ves a gente que tiene problemas de verdad. Empecé viniendo un día y ahora hasta vengo los fines de semana a ayudar a la hermana a regar o a lo que haga falta. Mi visión de la realidad ha cambiado totalmente.

--¿Hay gente suficiente en la ciudad con ganas de ayudar?

--Yo creo que falta mucho por hacer en el voluntariado en cuanto a gente más joven, porque la mayoría son jubilados. En Nochebuena recuerdo que una pareja de 25 años trajo tartas caseras que hicieron para repartirlas, pero es algo puntual. También echo de menos en verano que los estudiantes aprovechen los tres meses de verano para echar una mano.

--¿Cómo cree que se podría mejorar esta situación?

--Echo en falta que haya más coordinación por parte de las instituciones, como entre el ayuntamiento y las parroquias que se encargan de repartir y con nosotros. Creo que debería coordinarse de forma centralizada desde alguna institución. Cuando nos reunimos con el alcalde se lo estuvimos comentando y él también estaba de acuerdo en que era necesario tarde una vuelta a todo esto porque es muy importante.