Mérida

El gran espectáculo de la obra de William Shakespeare Julio Cesar , que tradujo José María Pemán y que puso en escena la Compañía Lope de Vega que dirigía José Tamayo en el Teatro Romano de Mérida, tuvo unas repercusiones que los emeritense recuerdan con añoranza. Actores y quinientos extras de la ciudad tomaron parte en ella y no olvidan las consecuencias que se derivaron.

José María Pemán leyó la trilogía de Shakespeare Julio César en el escenario del Teatro Romano de Mérida el día 18 de abril de 1955. La obra se representó tanto en el teatro como en el anfiteatro. A la lectura asistieron el gobernador civil, Bellón Uriarte; el presidente de la Diputación, Adolfo Díaz Ambrona; el alcalde de Badajoz y el de Mérida, Ricardo Capareto y Narciso Rodríguez, respectivamente; el coronel y gobernador militar Rafael Padilla; y el juez municipal Alberto Sánchez; los concejales Eduardo Herrera y Juan Padial.

Además, también se acercaron a verla el director del Instituto Santa Eulalia, Fernando Fernández Cortés; el director del Museo Arqueológico, José Alvarez Sáez de Buruaga; el conservador del Teatro, Manuel García Gil; el inspector de FET y de las JONS, Francisco Baviano, y otras muchas personalidades de la vida emeritense y un grupo de escritores y poetas.

Como no podía ser de otra manera, tampoco faltaron el director de la obra, José Tamayo, el escenógrafo Sigfrido Burman y algunos de los intérpretes de la representación teatral.

EL ACCIDENTE

Al finalizar uno de los ensayos el director José Tamayo sufrió un accidente cayendo a un foso profundo en el escenario del Teatro Romano. Contusiones en la pierna izquierda que le obligaron a guardar cama; estuvo a punto de retrasarse el estreno del día 18 de junio de 1955. Se hospedaba en el Parador Nacional y en todo momento le acompañó José María Pemán, los actores Francisco Rabal, Mary Carrillo, Nuria Espert, Guillermo Marín, Luis Orduña, José Bruguera, Alfonso Muñoz y Félix Navarro, que acordaron con Tamayo, a última hora, estrenar la obra. Tamayo asistió con un bastón que le regalaron los actores con las iniciales de la compañía. Las localidades estaban agotadas y el esfuerzo para estrenar fue tal que las repercusiones llegaron a todo el país a través de los medios de comunicación.

EL TELEGRAMA

El bar instalado en el peristilo lo llevó Eusebio Valcarcel, que después de la representación entregó el 5% de lo recaudado, en total 1.317,80 pesetas. El director general de Bellas Artes, Antonio Gallego Burín, envió a Manuel García Gil como responsable del Servicio del Patrimonio Artístico un telegrama con el texto: Director general de Bellas Artes a sírvase dar cumplimiento orden autorizando obtener fotografías teatro romano Señor Barrera Abascal con garantías correspondientes o comunicar esta dirección impedimentos su obtención .

La contestación fue: Tenga la seguridad de que no se le pondrán dificultades al Sr. Barrera, si se presentara para obtener las fotografías, máxime cuando no existe impedimento alguno para ello.