Llevaban varios días soportando un olor extraño y desagradable, pero no podían imaginar qué lo provocaba. Los vecinos de la calle Pablo Casals de Mérida, en el barrio de San Antonio, permanecían ayer impactados por el hallazgo del cadáver de uno de los inquilinos de la casa ubicada en el número 7 de la citada vía --un hombre de 60 años, según Europa Press natural de Don Benito-- y la confesión de su asesinato por parte del compañero con el que compartía el alquiler de la vivienda --un hombre de 39 años--.

En torno al mediodía, varios vecinos de la calle Pablo Casals se decidieron a alertar a la policía por el olor que parecía provenir de una de las viviendas, según el testimonio aportado por estos. Poco después, dos agentes se personaron en la zona y procedieron a llamar a la vivienda y a intentar abrir la puerta con la llave que el fallecido le había confiado a una vecina, Rosa Martínez. "Me la dio una vez que tuvieron que arreglarle unas tuberías", explicó ayer a este diario.

Sin embargo, fue el presunto asesino quien abrió la puerta. "Parecía tranquilo e inicialmente les dijo a los policías que estaba solo", explica un testigo. Pero cuando los agentes subieron al piso superior encontraron el cadáver en un estado de descomposición "bastante avanzado", según informó la Delegación del Gobierno a Europa Press. Según los vecinos, parece ser que inicialmente el compañero del fallecido negó ser el causante de la muerte, pero la Delegación del Gobierno informó ayer de que posteriormente se declaró culpable.

Conmocionados por la noticia, los vecinos no pueden comprender cómo es posible que el presunto asesino permaneciera viviendo en la misma casa que el cadáver. Pese a que la policía les informó de que podía llevar en torno a 15 días sin vida, los vecinos consideran que incluso puede ser más. "Hace un mes que no se le veía y era raro, porque solía ir a un huerto que tenía, alguna vez nos hemos tomado algo en un bar", comentaba ayer Jaime García, que vive en frente de la casa donde se ha encontrado el cadáver.

En cuanto al comportamiento del presunto asesino, los vecinos aseguran que en general era normal, si bien no tienen datos sobre su ocupación ni entorno y en los últimos días le habían notado puntualmente más nervioso o en actitud extraña. Compartía el piso con el fallecido desde hace poco más de un mes, ya que este antes había vivido con otro compañero con el que tenía problemas de convivencia.

En torno a las siete de la tarde de ayer, se trasladó el cadáver al depósito del cementerio municipal. La vivienda ha sido precintada.