El Hospital de Mérida acaba de ampliar sus servicios. La puesta en marcha de la unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría, en la plata menos uno, y de la comunidad terapéutica La Garrovilla para el tratamiento de drogodependientes, en un edificio de nueva construcción en las traseras del centro hospitalario, culminan un proceso de ampliación iniciado hace dieciséis años y que se ha acometido en dos fases. La segunda comenzó en 2003 con el fin de abordar la transformación del centro que no pudo acometerse en la primera y la ampliación del cuerpo posterior del bloque quirúrgico, además de un edificio independiente para el archivo de historias clínicas.

El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, visitó ayer las nuevas instalaciones, acompañado por el alcalde de Mérida, Angel Calle, y el gerente del área de salud, Andrés Bejarano. La superficie final ampliada y reformada es de 51.900 metros cuadrados, lo que supone prácticamente el doble de la que había antes del inicio de las obras.

Las reformas culminaron a finales del 2009, pero desde entonces se ha estado acometiendo la dotación de las nuevas dependencias. La nueva unidad de psiquiatría, la cuarta en Extremadura, lleva funcionando desde comienzos de febrero y supone "un sueño hecho realidad", según el presidente extremeño. Está dotada de las medidas de seguridad que precisan los protocolos de actuación para este tipo de enfermos. Dividida en dos áreas, en una de ellas hay 10 habitaciones dobles (es aconsejable la hospitalización en pareja para estos enfermos), y una de aislamiento para pacientes que precisen contención.

En el otro hay siete consultas, entre otras dependencias, que se constituyen como unidad de referencia para las áreas de salud de Mérida y de Don Benito. En ella trabajan cinco psiquiatras, un psicólogo, nueve enfermeras, otras tantas auxiliares, seis celadores, un trabajador social y un auxiliar administrativo.

La comunidad terapéutica cumple ahora 25 años desde que comenzara a prestar sus servicios en La Garrovilla, de ahí que mantenga su nombre pese a su traslado a Mérida. Es el único centro público de atención a drogodependientes de Extremadura, ya que generalmente los gestionan asociaciones gracias a convenios con el SES.

El nuevo edificio ocupa una parcela cedida por el ayuntamiento de 3.300 metros cuadrados, y se han invertido en su construcción 1,5 millones de euros. Tiene capacidad para 22 usuarios internos, en habitaciones individuales, que están atendidos por un médico (director), una psicóloga, una trabajadora social, un auxiliar administrativo, doce monitores y un vigilante. Este centro atendió el año pasado a 50 personas, que siguen un programa que dura entre seis y nueve meses.

El Hospital de Mérida cuenta con espacio para seguir creciendo, gracias a los terrenos cedidos por el ayuntamiento, pero las autoridades ya han advertido que no habrá nuevas inversiones hasta que mejore la situación económica.