Los institutos de la ciudad están dispuestos a ubicar máquinas de preservativos en sus instalaciones, tal y como demandan diversos colectivos de padres de alumnos y relacionados con la juventud, aunque matizan que debería cuidarse el lugar donde estarían colocadas, teniendo en cuenta que ya tienen alumnos de 11 y 12 años.

Los directores de los centros de Secundaria coinciden en que cualquier medida de prevención es buena y, en principio, no ponen reparos a que las máquinas puedan estar en las instalaciones. Así, el director del instituto Sáenz de Buruaga, Manuel Acedo, manifestó a EL PERIODICO EXTREMADURA que "no me importaría que pudieran colocar las máquinas, pero dudo de su utilidad, porque en horario lectivo los alumnos se dedican a estudiar".

A su juicio, sería mucho más interesante que "los preservativos pudieran estar al alcance de los alumnos en un ambiente y en unos momentos en el que puedan ser necesarios, pero en un horario lectivo no tiene mucha utilidad". Además, destacó el hecho de que los centros de este tipo no están separados físicamente y los alumnos tienen zonas comunes, y considera muy importante "la opinión de los padres sobre qué les parece que alumnos de primer ciclo de Secundaria estén viendo una máquina de preservativos". Este hecho, indicó, "para unos padres, a lo mejor, no pasa nada, y para otros puede ser escandaloso".

En este sentido, cree que se trata de una cuestión en la que llegar a un consenso entre todas las partes implicadas "puede ser muy difícil, porque va a encontrar partidarios y detractores acérrimos". Sin embargo, dejó claro que "si la autoridad sanitaria y educativa lo autoriza, nosotros ni pinchamos ni cortamos, porque el legislador legisla y nosotros debemos cumplir la ley".

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De la misma opinión es Saturnino González, jefe de Estudios del instituto Extremadura, que comentó que en su centro no pone reparos a que haya máquinas de preservativos, "porque todo lo que sea prevenir es bueno", aunque matiza que "no sólo hay que poner la máquina, sino que es también muy importante la información que se transmita a los jóvenes".

En su opinión, en su centro "podíamos ver varios sitios, y en principio no seríamos reacios, pero teniendo en cuenta dónde poner las máquinas, porque tenemos niños de 11 años de primer ciclo de Secundaria y hay que tener cuidado con los pequeños".

Esta disposición para colocar estas máquinas expendedoras de preservativos es un primer paso para una iniciativa que ya se desarrolla en muchos institutos de Madrid y Barcelona, donde los alumnos pueden comprar estos anticonceptivos en los centros, pero que en la región parece todavía algo lejana.