--¿Cómo valora la primera mitad de la legislatura?

--Para mí, el principal problema es que los intereses del ayuntamiento van por un sitio y los de la gente de Mérida, por otro. Cuando el principal problema de los emeritenses es el paro, las medidas del gobierno local no van contra el desempleo, sino contra el déficit, hasta el punto de que para eliminarlo se despide a gente.

--Desde el consistorio se advierte que no tienen competencias directas sobre el empleo.

--Ese argumento tiene dos fallos. Por un lado, si no puedes crear empleo, al menos debes intentar consolidar el que ya tienes. Por otro, es cierto que no tienen competencias, pero también que cuando gobernaba el PSOE, los populares les echaban en cara el paro y que su lema electoral a nivel local fue Lo primero, el empleo , lo cual es bastante demagógico.

--¿Lo peor, en su opinión, sería entonces la gestión en personal?

--En personal y en general. Yo entiendo --y lo dijimos antes de la campaña electoral, durante la misma y ahora-- que la deuda es importante, pero no puede ser la primera prioridad. La actuación del equipo de gobierno desmiente su discurso y aleja el interés del ayuntamiento del interés de la ciudad, hasta el punto de que lo que ahora es bueno para el consistorio, es malo para los ciudadanos.

--El gobierno local alega que deben cumplir la ley y reducir el déficit.

--Sí, otro de los puntos esenciales que define esta legislatura es la pérdida de autonomía de las entidades locales. Ahora, casi la totalidad de medidas que está tomando el equipo de gobierno son una traducción exacta de la ley de estabilidad presupuestaria y de la modificación constitucional del artículo 135 (que fija un techo de déficit). Dada la legislación que ha desarrollado el PP, resulta que, esté quien esté, las medidas que se deben tomar son casi las mismas, por lo tanto se vacía de contenido democrático a los consistorios.

--¿Qué alternativas plantea?

--Lo primero que necesita esta ciudad es liderazgo. La puesta en práctica de las medidas del gobierno local tiene como consecuencia la privatización de los servicios públicos hasta el punto de que la futura corporación real no va a ser la que salga de las elecciones, sino los gestores de las empresas concesionarias. Como política alternativa, habría que mantener el empleo y establecer mecanismos contra el fraude fiscal.

--¿Reconoce algún logro al ayuntamiento en estos dos años?

--Estamos a favor de las medidas que hemos respaldado en el pleno, como la eliminación de las vacantes que no estaban detentadas por ningún funcionario. Según la legislación, todas las plazas deben estar dotadas presupuestariamente, pero si nadie cubre esos puestos, ¿para qué los queremos? De hecho, estaba en nuestro programa.

--¿Alguna decisión de más calado?

--No, porque no habido ninguna. El problema es la falta de liderazgo y de iniciativa. Por ejemplo, en el ámbito de los desahucios. Nosotros presentamos una moción contra los desalojos de la Junta. Creemos que el gobierno local, del mismo partido que el regional, podía haber sido interlocutor válido sobre este tema y no hicieron nada. Sin embargo, los activistas del Campamento Dignidad han parado desahucios, porque unos tienen iniciativa y otros no.

--¿Hay otros ámbitos en los que cree que se debería trabajar en Mérida?

--Creo que esta ciudad está absolutamente paralizada, pero no desde ahora, sino desde hace mucho. Es increíble que con su potencial turístico no haya acabado de despegar y no sea un referente nacional, que sea poco menos que una ciudad administrativa.

--¿Cómo ha vivido su llegada al consistorio?

--Tan decepcionante como previsible. He visto que los partidos mayoritarios no actúan en función de la defensa de un modelo propio de sociedad o una forma de ver las cosas, sino que sencillamente varían sus posiciones en función de si actúan como gobierno u oposición. Porque lo importante no es aportar o defender su modelo, sino desgastar al contrario. El poder, en vez de ser un instrumento se convierte en un fin: "Quítate tú, que me pongo yo". Y poco más.

--¿Lamenta que no llegara a un acuerdo con Siex que pudo haber evitado la mayoría del PP? Antonio Vélez afirmó la semana pasada en este diario que "posiblemente" debieron esforzarse.

--Creo que el reparto de fuerzas tras el resultado electoral no hubiera sido otro si hubiéramos ido juntos. El electorado de Siex lo ha recabado Antonio Vélez, sobre todo, por la vía de votantes del PSOE que no apoyaban el liderazgo de Angel Calle. Esas personas no sé si hubieran votado a IU. El electorado de IU y de Antonio Vélez son incompatibles. También creo que parte del electorado de IU no nos hubiera votado con Vélez a la cabeza. Además, si ahora hubiéramos ido liderados por alguien con quien estuvimos confrontados, aunque fuera hace mucho tiempo, habríamos dado la sensación de ser un partido sin candidato, ni proyecto, ni rumbo; y creo que efectivamente no es así.